Fátima Rolón

Hola a todos los que lean este testimonio. Soy paraguaya y mi alimentación antes de la dieta era completamente desequilibrada. Tengo la inmensa necesidad de compartir con los lectores de este libro el cambio tan importante que tuve en mi vida.

No fui obesa desde mi nacimiento; durante mi niñez y en mi juventud me mantuve siempre dentro de un peso normal, entre 53 y 56 kilos. Después vine a la Argentina y me casé. Luego de algunos años tuve a mi única hija, Albana. Del embarazo me quedaron 7 kilos de más, que consideré manejables. Pero no fue así, y paulatinamente fui aumentando cada vez más, hasta que el exceso de peso se convirtió poco a poco en una pesadilla. A medida que pasaban los años fui engordando más y más, sin poder manejarlo. Como consecuencia me angustiaba y eso, a su vez, me llevaba a comer cada vez más y a seguir engordando.

No sé si podré describirles lo terrible que todo eso me resultaba. Mi vida me parecía un verdadero cuento de horror. Me encontraba sola con mi problema. Sentía que nadie me comprendía, que no se ponían en mi lugar ni siquiera por un instante, sino todo lo contrario. Mis familiares y amigos no perdían ocasión de señalarme lo gorda que estaba. Sus palabras me inhibían más y me conducían a aislarme de todo y de todos.

Vivía inmersa en una depresión profunda. Creo que mi marido no se daba cuenta de lo desgraciada que me sentía, o por lo menos no encontraba la manera de ayudarme, a pesar de que en distintas oportunidades le decía, llorando amargamente, que ya no soportaba el sobrepeso y que necesitaba ayuda profesional, porque no podía adelgazar sola.

Hacía dietas de revistas que quizá duraban quince días, y después de bajar un poco de peso lo recuperaba automáticamente cuando comenzaba a comer en mayor cantidad lo mismo que sugerían las dietas.

Usaba ropa amplia, intentando disimular los kilos que se apreciaban a simple vista. Compraba en casas de talles especiales y me sentía cada vez más humillada. En verdad, me consideraba una pobre y desgraciada mujer, que en sus mejores años postergaba totalmente su vida sintiéndose infeliz.

Hasta que un buen día le dije a mi Dios, postrándome ante Él: “Por favor, dame una luz especial y ayúdame a encontrar a la persona indicada, a un profesional con todas las letras”. Y fue así; la encontré después de haberla visto en varias oportunidades en la televisión por cable en el programa “Belleza de Mujer” de Utilísima Satelital. Sentí que ella era la que me daría la mano que tanto necesitaba. Me transmitía transparencia, sinceridad en sus palabras. Me refiero a mi nutricionista, la licenciada en nutrición Alicia Crocco.

Recuerdo cuando la llamé por teléfono por primera vez y me escuchó atentamente. Me dijo que me quedara tranquila, que no iba a estar sola con el problema, que desde ese momento íbamos a compartirlo y que sería más liviano el camino. Me expresó que no me iba a abandonar, que contara con su ayuda; me dio mucha fuerza al asegurarme que mi vida cambiaría si me dejaba ayudar por la gente que me quería bien. Me aclaró que ella sola nada podía hacer, que deberíamos formar un equipo de trabajo muy unido, buscando un mismo objetivo. Así lo hicimos, y llegué a bajar 30 kilos.

Les comento que no fue fácil, pero tampoco imposible. Tuve que trabajar mucho con mis hábitos alimentarios y mi estilo de vida. Sé que tenemos debilidades y altibajos, pero si aprendemos a seguir una dieta equilibrada, que nos provea de todo lo que necesitamos para continuar bajando sin aflojar, y si incorporamos la actividad física -ya que las dos cosas van de la mano y juntas son sinónimo de salud-, alcanzaremos el bienestar, la seguridad de aumentar la autoestima, y la felicidad como consecuencia.

Mi existencia cambió por completo. Sin duda tengo mis momentos de angustia, de desliz, pero también tengo otra visión de la vida, otra perspectiva. Aprendí que todo se puede lograr si se persevera en lo que se desea. Estoy estudiando, capacitándome día a día para poder ejercer mi profesión y sentirme útil, completa y feliz.

Estaré agradecida eternamente a mi nutricionista, que me dio la mano que tanto necesité y necesito y me hizo conocer que nada es imposible si uno pone voluntad y tiene paciencia en lo que anhela.

Hoy puedo contar que después de haber bajado 30 kilos pasé cinco meses sin concurrir al consultorio de Alicia cuando ella me lo sugería, y sufrí un aumento de peso, pero jamás pensé abandonarme. Por eso recurrí nuevamente a mi nutricionista, Alicia, en busca de ayuda. Sé que no puedo sola y estoy convencida de que volveré a mi peso saludable, ya que no es tanto el esfuerzo que debo efectuar. Continúo luchando porque el cambio de mi estilo de vida que me permitió quererme, valorarme y sentirme feliz.

Tú, que estás leyendo este testimonio, te darás cuenta por mi relato de que si pude yo, con tantas trabas e inconvenientes personales, también tú lo vas a conseguir. Sólo debes dejarte ayudar y tener fuerza de voluntad para cambiar lo que te impide adelgazar. No te abandones. Hoy es el momento de que inicies -si aún no lo has hecho- un plan nutricional saludable, que te permitirá cambiar tu vida. Trata de dejarte ayudar por un profesional que te contenga y te ayude en las caídas.

No pierdas un día más de salud. Eso te deparará un día más de felicidad.

Comentario: Cuando llegó al consultorio de nutrición de Belgrano (ciudad de Buenos Aires), Fátima tenía mucha esperanza aunque estaba muy triste. En la primera semana bajó mucho, pero le expliqué que no siempre sería así. Le aconsejé que respetara cada una de las etapas y que frenara la ansiedad por bajar bruscamente de peso. Hicimos un trabajo de equipo muy unido, lo que nos dio como resultado la llegada a la meta.

Lo que resalto de este testimonio es que Fátima, una vez que se vio linda y delgada, dejó de acudir a los controles y eso hizo que aumentara 5 kilos en cinco meses. Gracias a Dios, recapacitó y en la actualidad está concurriendo para volver a su peso saludable.

Cuando llegues al mantenimiento, no pienses que tu metabolismo cambió. Recuerda: los que se modificaron fueron tus hábitos alimentarios y tu estilo de vida. Si retomas tu alimentación anterior ganarás otra vez los kilos perdidos y sentirás nuevamente la frustración. En cambio, si te cuidas, si piensas en todo lo que te esforzaste para concretar tu anhelo y controlas tu peso semanalmente, tu vida seguirá siendo linda y conservarás los deseos de continuar adelante, con la experiencia que te dejó esta lucha por bajar de peso: que con perseverancia y paciencia puedes lograr cualquier objetivo.

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