Pautas para que los restos de los distintos alimentos puedan utilizarse de la manera más práctica y saludable, sea reformulándolos o guardándolos para ser utilizados en otra ocasión. Una manera efectiva de cuidar el presupuesto.
Lo que queda de las comidas preparadas puede guardarse, para recalentar al otro día o guardar en el freezer de distintas maneras, lo cual supondrá un aprovechamiento sustentable de los recursos y un ahorro sustancial en los gastos. Aquí, una guía útil para no desperdiciar nada.
Vegetales. Hay algunos que se venden en cantidades que exceden una comida y que se pueden podrir por no saber cómo preservarlos para otro día.
Los restos y puntas de vegetales, como cebollas, ají morrón, zanahorias, apio, se pueden poner a hervir con agua para tener un caldo vegetal que sirva para sopa. Este caldo también puede ser congelado. Otra posibilidad es utilizarlos para guisos, sin fritar.
La cebolla, el ají morrón picado, el choclo, la zanahoria, el brócoli, el coliflor, la espinaca y la mayoría de los vegetales se pueden congelar sin que pierdan su sabor, a pesar de que puedan cambiar.
Los sobrantes de tomates secados al horno, antes que se pasen, se pueden mezclar con aceite de oliva o también ser utilizados para salsas.
Con los restos de zuccini y calabaza, se pueden hacer panes incorporando harinas integrales. Esto sumará un buen aporte de fibra.
Frutas. Para que no se pudran, se pueden utilizar para jugos de frutas, o mermeladas, gelatina con frutas.
Pan. Si no se utiliza en el día de la compra, congelarlo. También se puede utilizar en milanesas moliéndolo.
Carne. No dejar la carne cruda durante muchas horas, ya que puede ocasionar intoxicación alimentaria por el mal manejo. Si está cocida, no utilizarla por más de un día. Por eso mismo, toda la carne que no sea utilizada deberá ser congelada o freezada, separada en bolsas específicas y colocadas en recipientes herméticos, para que puedan despegarse sin problemas al extraerse.
Los huesos de pollo, cerdo o vaca, se pueden aprovechar para caldos para congelar. Los restos de pollo cocinado resultan ideales para salpicones.
La carne que no se consumió, se puede utilizar para la realización de caldos o sopas para el día siguiente.
Lácteos. En el caso de la leche, la crema y los quesos, antes que nada hay que fijarse en su fecha de vencimiento. Los quesos se pueden utilizar para la realización de sándwiches o mezclados con fideos, en guisos, en rellenos.
La leche se puede congelar, pero hay que tener la precaución de no llenar el recipiente hermético hasta el final, dado que puede ayudar a la expansión del producto
Huevos. Se pueden congelar batidos y guardados en cubeteras. Muy apropiados para realizar tortillas, soufflés, budines, etc.
Especias frescas. Las especias se venden en cantidad y normalmente se terminan deteriorando. El perfejil y la albahaca, por ejemplo, se pueden utilizar en pestos.
Otra posibilidad es cortar las especias y colocarlas dentro una cubetera, añadir un poco de agua y congelarlas. Cuando se las necesita en la cocina, sólo se añade un cubito a la preparación.
Las hierbas aromáticas se pueden secar colgándolas en un lugar oscuro y seco.
Líquidos. El café y té que sobren pueden ir a las cuberteras, para enfriarlos, sin diluirlos.
Los restos de vino son útiles para movilizar los restos pegados en el sartén y hacer salsas con el resultado.
En tanto, lo que queda de la miel en el pote puede “limpiarse” con un poco de limón y añadir el resultado para el té (o para los dolores de garganta).
* La autora es licenciada en Nutrición, autora de los libros recientemente editados Creo & Adelgazo (2° edición) y Ansiedad vs. Saciedad (Editorial Kier. Sello editor Tetraedro). Conduce por canal Metro el programa Alimenta tu vida, los sábados, a las 19.30.
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http://www.clarin.com/buena-vida/nutricion/lograr-pierda-transforme_0_721728073.html