Elsa Viavattene
Creyente y fiel practicante. Adelgazó… con mucho esfuerzo y fe. Actualmente, tiene sus vaivenes pero no deja de lado el objetivo de no volver hacia atrás.
Deseo compartir la experiencia de mi enfermedad, la obesidad. Cada uno de nosotros puede tomar esta ayuda externa tal como la sienta.
Es algo ajeno a uno mismo. No es materia de discusión. Es una experiencia personal.
Lo valioso será creer, porque nos podrá servir, entonces, para el restablecimiento de nuestra salud mental y nos ayudará a vivir sin las comidas y bebidas indebidas.
Soy una persona de fe y oración. Pertenezco a un grupo de oración carismático. Mi exceso de peso hizo que tuviera consecuencias físicas: dolores de rodillas, en las piernas, en la cadera. Llegué a pesar 87 kilos y por mi altura (según Alicia) era extremadamente excesivo.
En mi casa, los dormitorios y el lavadero están ubicados en el primer piso, y eso me significaba mucho esfuerzo, debido a mi exceso de peso.
Además, tengo algunas enfermedades que con la ayuda de Dios y de Alicia están controladas, debido a que me dejé ayudar por ellos. No obstante, me cuesta mucho seguir el camino para llegar a mantener mi salud. Muchas veces pierdo la constancia y eso me hace desviarme del horizonte que pretendí alcanzar, pero… con la ayuda de Dios y la intervención profesional de Alicia vengo venciendo barreras.
Hace muchos años, comencé con Alicia el tratamiento nutricional (en el año 1993). Con mucho esfuerzo y dedicación, logré bajar veinte kilos, y como no hice el mantenimiento, con el tiempo los volví a recuperar y aun más que eso, sintiéndome cada vez peor y probando con métodos que no me conducían a la salud, como siempre me dice Alicia.
A pesar de mi fe, no pude sostener mi objetivo y, como les dije, volví a recuperar los kilos perdidos.
Los años fueron pasando y Alicia, cada vez que me veía, trataba de hacerme recapacitar. Me quería hacer entender que no tenía que demorarme más y que tenía que volver a decidirme a comenzar un nuevo tratamiento. También me aseguraba que esta vez, con la ayuda de Dios, los resultados serían beneficiosos.
Alicia me llamaba reiteradas veces para que no me dejara estar y fue entonces cuando comencé a orar con firmeza y Él me mostró que tenía que volver a iniciar el tratamiento con Alicia (mi ahijada de confirmación).
No fue fácil decidirme. A través de la oración, pude detectar cuáles habían sido mis fallas anteriores. Le pedí a Dios la voluntad, la constancia y la perseverancia que no tenía.
Comencé paulatinamente a modificar hábitos alimentarios a través de las recomendaciones que Alicia me hacía y a tomar conciencia de que los cambios debían ser para toda la vida que me tocase recorrer.
Comencé a distinguir cuáles eran los alimentos que debía elegir en mi menú diario y sus cantidades, de acuerdo con mis características personales, siempre aprendiendo en todas las consultas semanales.
Las excusas de que estaba gorda por mi hipotiroidismo fueron desapareciendo con el paso del tiempo.
No dejo de admitir que cuando tengo alguna fiesta o reunión como sin culpa, pero tengo presente que deberé continuar con mi plan una vez que estos acontecimientos hayan pasado.
A pesar de que estoy en el mantenimiento, me cuesta mucho hacer el plan nutricional por mis compromisos familiares, por muchas situaciones que debo asumir, y eso hace que muchas veces me olvide de los cuidados.
Como estoy en el mantenimiento, falto muchas veces a los controles y Alicia me reprende y me hace recordar los resultados que he obtenido desde aquel año, cuando después de haber adelgazado tantos kilos los volví a recuperar.
La oración es constante. Soy consciente de que puedo volver a caer por mi condición humana. A pesar de ser creyente y depositar esta situación en los brazos de Dios, me cuesta mucho y las tentaciones me vencen en muchas situaciones. No obstante, sé que esta vez no dejaré de cuidarme y que me dejaré ayudar por Dios y por Alicia.
Mi problema fue siempre el grado elevado de ansiedad. Comía descontroladamente, aferrándome a la idea de que mi hipotiroidismo hacía que no pudiera controlar mi aumento de peso.
Gracias a Dios, todo lo puedo en aquel que me conforta. Puedo controlar mi enfermedad, la obesidad, y cambiar mi actitud mental.
Mi propuesta actual es cuidarme día a día y sé en fe que será para el resto de mi vida.
Ya bajé veinte kilos con muchísimo esfuerzo. Durante mucho tiempo, aun sabiendo que mis obstáculos me superaban reiteradas veces, no aflojé y seguí entregándole a Dios el tratamiento y traté desde mí, modificando mi mente, no engañarme y enfrentar mis trabas.
Le doy gracias a Dios por intervenir en este objetivo tan importante en mi vida, por mi amiga, ahijada y nutricionista Alicia, que me tiene mucha paciencia, y por detectar su amor desinteresado por cada uno de sus pacientes.
Quiero compartir estas citas bíblicas que pueden ayudarte a abrir tu corazón:
“Cerrando nuestros ojos, le pedimos a Dios que entre en nuestros corazones.
Prepárate para venir al encuentro de tu Dios” (Amos 4:1).
“Clama y yo te responderé; te mostraré cosas grandes y secretas que tú ignoras” (Jeremías, capítulo 33, versículo 3).
“En mi angustia, llamé a Yavé y me respondió…” (Jonás, capítulo 2, versículo 3).
“Pues bien, yo les digo: Pidan y se les dará, busquen y hallarán, llamen a la puerta y les abrirán. Porque todo el que pide, recibe, el que busca, halla, y al que llame a la puerta se le abrirá” (Lucas, capítulo 11, versículos 9 y 10).
“Crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A Él la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. ¡Amén!” (Segunda carta de Pedro, capítulo 3, versículo 18).
Dios bendiga a mi ahijada Alicia y a todos los que estamos en carrera por bajar de peso y estabilizarnos.
¡Amén!