No es tan fácil asumir cosas que nos entorpecen el camino… Seguramente es más cómodo seguir como hasta ahora que enfrentarnos con nuestros errores. Esto último implica poner todo de nosotros mismos para modificar situaciones que nos llevan a estar inmóviles por miedo a que los cambios nos demanden demasiado esfuerzo.
Entiendo que estés frenado. Hay momentos en la vida que son así. Pero, si te sientes sin fuerzas y compruebas que no cumples tus metas, reflexiona para que esa situación se modifique y enfréntate con tu negación.
Me interesa que dejes de encontrar excusas; de esa manera tu vida podrá cambiar.
Sé que muchas veces afirmas que eres feliz cuando comes, pero ¿qué sucede después…? Con tus discursos puedes engañar a los demás, pero no a ti mismo. Eso te lleva a sentirte cada vez peor, porque en el fondo de tu ser ese estado actual no te agrada.
¿Qué dices acerca de tu exceso de peso? Frases tales como: “Tengo retención de líquidos” o “No estoy tan gordo, la ropa me queda siempre igual”. Yo te respondo: “Igual, tal vez… pero debes asumir que no estás en tu peso saludable”.
Muchas veces compras ropa elastizada, que hace que cuando engordas no te des cuenta, o ropa muy grande, generalmente de colores oscuros, para esconderte dentro de ella y disimular el exceso de kilos. Escapas de los espejos. Te resistes a aparecer en fotos. Hace mucho que no te pesas. No te entusiasma concurrir a fiestas. Te pruebas una y otra ropa y ninguna te resulta atractiva.
Si esto te sucede, sería interesante que en esos momentos pensaras en el camino que debes iniciar. Si ya lo iniciaste pero aun así te pasa esto con frecuencia, asume que tienes que adelgazar.
Cuando admitas que comes mal y eres sedentario, habrás dado un gran paso. Dices que no sabes por qué estás gordo… pero ¿es realmente así?
Dices que no comes mucho. Quiero ayudarte para que te des cuenta de que no sabes elegir tu alimentación diaria. Muchas veces te fijas en el volumen de la comida y no en la cantidad de grasas y calorías que te suministra.
Aunque el volumen sea pequeño, en muchos casos contiene una elevada proporción de Carbo-grasas (hidratos de carbono + grasas), que representa un fuerte aporte de calorías. Por otra parte, un volumen pequeño no tiene suficiente cantidad de fibras, y esto lleva a que sientas hambre al poco tiempo o a que, en otra ingesta, vuelvas a elegir mal.
Además, los alimentos ricos en azúcares simples estimulan el apetito.
Para que logres resultados duraderos es necesario que sepas elegir lo que te llevas a la boca. No dejes de comer. El fraccionamiento de las comidas hará que estés satisfecho por más tiempo y que tu evolución sea la correcta.
Dices que eres activo, que caminas diez cuadras. Te pregunto: ¿Qué haces después?
El estar siempre sentado, o con poca actividad, hace que en tus pensamientos se aloje la ansiedad por la comida. El movimiento, el salir del lugar donde están los alimentos, evita que te tientes y picotees lo que no debes.
Dices que no te interesan los comentarios de otros. No creo que sea así. Puede suceder que te ridiculicen, que hagan alusiones burlonas a tus kilos de más. Tratas de disimular, de ser discreto, pero en el fondo te entristeces.
Dices que te sientes bien y minimizas las complicaciones que puede causarte la obesidad. Te pregunto: ¿Qué sucede con tus piernas cuando caminas? ¿Estás ágil? ¿Cómo se encuentra tu estado de ánimo? No atribuyes al sobrepeso ninguna de tus molestias. Te conformas con estar sentado, porque así los dolores no te aparecen. Si tienes más de 50 años, dices que es la edad.
Dices que no eres gordo sino corpulento, que no encuentras ropa de tu agrado porque la que ofrecen los negocios es para flacos. Atribuyes el origen de tu gordura a problemas hormonales o a decisiones de otras personas. Justificas tu ingesta inadecuada con el pretexto de que estás solo o angustiado. ¿Estás seguro de que en verdad es así?
Reconoce los obstáculos para poder vencerlos
Detente a pensar claramente si lo que dices es cierto. Para que cambies de conducta y desaparezca la negación debes ir asumiendo lo que en realidad te sucede.
Empecinarte en la idea de que tú mismo puedes vencer los obstáculos te conduce a seguir igual, sin cambios. Consulta a un profesional de tu confianza, déjate ayudar para que el camino sea más llevadero.
¿Hace mucho que no te miras al espejo? Es tiempo de que lo hagas, ¡hoy mismo! No te engañes. Comprende que tu vida debe cambiar. Asume que así no puedes continuar, que mejorar tu calidad de vida depende de tu esfuerzo, de que admitas que estás excedido de peso. Cuando reconozcas tus trabas te sentirás mucho mejor.
Pregúntate cómo te sientes cuando los demás te hacen bromas o se burlan de ti. Acepta la opinión de personas que te quieren, escucha atentamente cómo te ven y no desdeñes sus palabras.
Sácate fotos, compárate con otras personas de peso normal. Advierte los kilos de más. Pésate antes de comenzar el tratamiento, en la misma balanza, con la misma ropa y a la misma hora en que lo harás después.
Para analizar objetivamente cómo es tu alimentación, lleva durante varios días un registro de lo que comes en el momento, ya que si lo haces a la noche no vas a hacer un correcto registro. No niegues que picas pedacitos de pan, o te sirves doble porción. Anota todo y comprobarás tus errores.
Determina también cuál es tu actividad cotidiana, si es sedentaria o si incluye movimiento físico como caminatas, paseos en bicicleta o deportes, qué tiempo le dedicas al ejercicio y con qué frecuencia lo haces.
Es necesario que:
- Admitas tus problemas y busques solucionarlos.
- No actúes a la defensiva, sino analizando claramente la situación.
- Asumas que comes mal y que te mueves poco.
Los cambios no serán rápidos; dar la cara a la realidad te llevará un tiempo. Por momentos lograrás comprobar cuáles son tus trabas y negaciones y otras veces no las podrás ver.
No te justifiques. Eso te impediría continuar el camino, pues significa que las trabas te acompañen y que te inmovilices, sin hallar soluciones.
Antes de comenzar un plan de adelgazamiento: busca las causas de los errores que cometes habitualmente. V, (indispensable para la función cardíaca)
Comienza cuando estés convencido que tendrás paciencia en esperar el éxito futuro.
Podrás verificar que si asumes los pensamientos engañosos, pasarás de la negación al reconocimiento de tus trabas. Eso te permitirá enfrentarlas y tomar la decisión de concretar tu objetivo, pues ya habrás logrado alojarlo en tu interior.
En resumen
- Ten pensamientos alentadores, positivos.
- Déjate ayudar por las personas que te quieren bien y por un profesional que te oriente en la tarea.
- Asume tu realidad: si comes mal, si eres sedentario, si te tientas con mucha frecuencia.
- Vencerás los obstáculos con firmeza y alcanzarás tu objetivo a pesar de todo.
- No digas que tu problema es glandular; busca soluciones.
- Encontrarás el camino si preparas tu mente para el cambio.
- Date una nueva posibilidad de tener fe y confianza. ¡Esta vez lo lograrás! ¡Adelante!
- Texto exttaído de Creo & Adelgazo.