Deja de llenar tu mente de auto profecías. ¿Qué significa? La profecía autorrealizada o auto cumplida es una predicción que, una vez hecha, es en sí misma la causa de que se haga realidad y te lleva a inducir tu destino hacia un camino que muchas veces no es el apropiado. |
Por tal motivo, tienes que cambiar tu mente y apuntar a los valores que sean pilares para comenzar y continuar un proceso de adelgazamiento exitoso.
Sé optimista. El buen humor hará que esperes el resultado con alegría y firmeza. Cualquier obstáculo que se presente te alentará a esforzarte por un mejor desempeño para modificar errores y asumir que no todo tiene que ser perfecto.
Mirá hacia adelante, no hacia atrás. No compares lo malo del pasado con tu situación actual. El método que te planteo es sano para tu mente y tu organismo. Si piensas: “Tengo tanto que adelgazar” te llenarás de carga negativa y obstaculizarás tu senda. Como mecanismo compensatorio, lo primero que harás para no sentirte frustrado por lo que te invade será comer de manera compulsiva, sin seleccionar lo que te llevas a la boca. Por lo tanto, olvídate de los tratamientos anteriores, que sólo te dejaron experiencias lamentables. De ahora en más estarás siguiendo un plan nutricional que te ayude a sentirte mejor, a tener energía suficiente para alcanzar tu meta en el tiempo necesario.
Atrévete nuevamente. Date otra posibilidad. Esta vez lo vas a conseguir si te dejas guiar por mis consejos. Además de cumplir con tu plan nutricional, te conviene llenar tu mente de buenos pensamientos, de objetivos pequeños que puedas ir logrando paso a paso.
No te caigas ni te desanimes. Si flaqueaste en tu propósito, si te tentaste, si no pudiste contener la ingesta de alimentos o de preparaciones que son tu debilidad y sientes que el placer venció a la fuerza de voluntad…. te equivocas. Eres un ser humano, y muchas veces te ocurrirá eso. Trata de ser una persona sana, no obsesiva; no quieras ni exijas cosas que no siempre se pueden obtener. Nunca es tarde para aprender nuevas estrategias que te produzcan placer y te sirvan de aliadas. No intentes ser tu propio juez. En lugar de recriminarte y destruirte, piensa: “Ya lo hice, ya pasó” y sigue con mayor envión hacia tu meta.
Date tiempo para los cambios. Lo rápido no siempre es valedero. Con el tiempo comprobarás que la marcha por un camino largo deja muchas enseñanzas aplicables para el futuro. Si aprovechas cada una de las etapas vividas y las registras en tu mente, o en un cuaderno que puedas repasar cuando lo desees, te darás cuenta de que has logrado cambios importantes. Descúbrelos y valóralos. Son un patrimonio fundamental para que vayas haciendo progresos verdaderos y perdurables en tu tratamiento.
No tomes todo a la tremenda. En la vida hay situaciones que nos sorprenden. Si una semana no bajas de peso a pesar de haber cumplido con tu plan nutricional, no dudes que vas por buen camino; seguramente la semana siguiente volverás a registrar un descenso. Que la balanza no sea tu único indicador. A veces sucede que tu peso no varía, pero la ropa te queda mejor. Mírate y observa tus cambios.
Sonríe siempre. La sonrisa produce unas sustancias llamadas endorfinas que son saludables para tu vida.
Trabaja con otros placeres que te da la vida. No te obsesiones con tu tratamiento. Proponte otros objetivos que valgan la pena, otras inquietudes creativas y recreativas. Organízate y planifica con anticipación cada día, a fin de sentirte libre de pensamientos que te limiten. Para mantenerte motivado necesitas que tu mente esté libre de trabas. Puede ser que te agraden actividades que no signifiquen prácticas corporales, como pintar, dibujar, estudiar música o tocar la guitarra, el piano u otro instrumento. Dedícate a ellas; tu mente se alejará del pensamiento constante de la comida, de la obsesión por hacer todas las cosas perfectas.
Incluí el ejercicio diario en tu objetivo. La actividad física disminuirá tu ansiedad y despejará tu mente además de modificar tu figura. Elige alguna disciplina que te entusiasme. Es probable que por vergüenza te escondas de la gente y no te guste ir a gimnasios, pero ten presente que en esos lugares las personas se concentran en ellas mismas y no están pendientes de su entorno. Hay sitios especializados en los que podrás relacionarte con pares. No importa cuándo comiences, lo importante es que te muevas, como meta complementaria para que tu descenso de peso sea el que esperas.
El cambio dependerá de vos. Aun cuando te sientas deprimido, no dejes de tener presente el movimiento.
Sé que en los momentos de tristeza no puedes ver claramente lo que te conviene, pero si releés el cuaderno que comenzaste con este tratamiento te llenarás de optimismo. Podrás vencer el estado de inercia y lograrás levantarte de la cama, respirar intensamente, ponerte ropa cómoda y salir a caminar a paso vivo.
Así conseguirás un aumento de la energía vital que te permitirá, progresivamente, intensificar la actividad, cambiar el humor y ver las cosas con más alegría y entusiasmo.
Planificá tus actividades diarias para que no te queden horas libres en las cuales por aburrimiento te harán retroceder de la meta.
Una vez que estés convencido de comenzar un programa nutricional adaptado y que aumente tu calidad de vida y que te permita, con el tiempo, ir comprobando cambios importantes, será conveniente que busques la ayuda de un profesional en el que tengas plena confianza para que te indique un método eficaz y que te guíe en la tarea de adelgazar, o si lo encaras por tu cuenta, hazte previamente un chequeo médico que te avalará para iniciar el plan de alimentación que puedes escoger en esta página de acuerdo a tus características individuales.
Relacionate con gente sana. Visita a tus amistades si sabes que no obstaculizarán tu camino. Reúnete con personas positivas, alegres, que no estén demasiado pendientes de tu tratamiento ni te den consejos que tal vez no te sirvan. Si es posible, organiza caminatas diarias con ellas; te ayudarán a que tu comienzo sea agradable.