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Diabetes y obesidad
Existe una relación causal entre el exceso de peso y esta enfermedad, sin olvidar que la genética también condiciona. La mejor manera de cuidarse es comer lo adecuado y hacer ejercicio, a diario. Menús y proporciones.
11/10/13 – 19:05
Es cierto que, la diabetes es una enfermedad metabólica, silenciosa, hereditaria, crónica (de por vida), que se caracteriza por presentar niveles elevados de azúcar en la sangre (hiperglucemia).
Surge debido a que existe una incapacidad del cuerpo para utilizar eficazmente la insulina, lo que a menudo es consecuencia del exceso de peso o la inactividad física.
Es necesario que las personas se efectúen chequeos médicos por lo menos 1 vez por año y mucho más si existen antecedentes familiares de esta enfermedad.
Todo esto, para evitar las complicaciones crónicas que por no cuidarse produce esta enfermedad: patologías en la retina (retinopatía), en la piel, en los riñones (nefropatía), en los nervios (neuropatía), pie diabético y afecciones cardiovasculares, entre otras. Y las complicaciones agudas, como hipoglucemias, cetoacidosis y coma diabético.
Hay distintos tipos, pero el que nos ocupa en este caso es la diabetes Mellitus tipo II o del adulto. Los factores de riesgo son la obesidad, sobre todo en la zona central del cuerpo, sedentarismo, edad y herencia. Se asocia a la alimentación alta en calorías, rica en grasas, alta en hidratos de carbono simples, baja en fibras y con consumo elevado de alcohol.
Un diabético debe tener muy presente que en su alimentación diaria necesita incorporar un aporte elevado de hidratos de carbono (entre el 50 y 60%), de los cuales, entre un 40 y un 50% deben ser de lenta absorción, y un 10 %, de rápida absorción, en un fraccionamiento de 4 comidas principales, con una proporción equilibrada de ellos en cada una.
Es decir, si se utilizan 40 g de glúcidos o hidratos de carbono en los desayunos, deberá utilizarse la misma cantidad en las demás comidas (almuerzos, meriendas y cenas).
Dentro de los de lenta absorción están la papa, la batata, el choclo, el arroz (sobre todo, el integral); otros cereales, como la quinoa, el trigo burgol, el mijo, etc.; las pastas, en especial los fideos secos, de laminado grueso, cocidos al dente, mezclados fundamentalmente con vegetales crudos.
Los de absorción rápida que un diabético debe incluir a diario son la leche y el yogur descremados, los vegetales y las frutas (en especial, crudos).
No es cierto que un diabético deba consumir un elevado porcentaje de proteínas, por más que sean de buena calidad. A veces, el exceso de alimentos ricos en proteínas puede afectar la glucemia y es importante evitarlos, ya que son, además, una sobrecarga para el trabajo del riñón.
Con respecto al consumo de grasas, también hay que prevenir las enfermedades cardiovasculares; por eso, es importante elegir las grasas que ayudan a proteger las arterias, como las monoinsaturadas, que obtenemos a través de las frutas secas (almendras, avellanas, nueces, etc.), las semillas, y los aceites de oliva y canola, etc. También hay que incluir grasas poliinsaturadas, que se encuentran en las legumbres, los pescados azules, etc.
Otro aspecto importante a considerar en el plan alimentario de un diabético son aquellos alimentos que tengan el índice glucémico más bajo. Esto es, la respuesta de los niveles de azúcar en sangre dos o tres horas después de las comidas. En muchas tablas se puede verificar el valor de dicho índice.
Se ha comprobado a través de estudios que un descenso de peso moderado (de 4,5 a 9 kilos) y a largo plazo mejora la glucemia. Por lo tanto, se puede lograr un buen control metabólico con disminución del peso corporal.
El tratamiento de la diabetes tipo II se apoya sobre dos pilares fundamentales: la alimentación y actividad física, y en algunos casos se requiere tratamiento farmacológico.
Lo referido ilustra la importancia que para el diabético tiene conocer la composición química de los alimentos, para evitar las complicaciones antes mencionadas y mantener su glucemia bajo control.
Ejemplo de menú
Cuatro comidas principales
50 g de hidratos de carbono en cada comida (desayunos, almuerzos, meriendas y cenas)
Trate de realizar las comidas en un horario constante. Por ejemplo: desayuno, a las 9; almuerzo, a las 13; merienda, a las 17; cena, a las 21.
Si es posible, después de cada comida haga lo posible por moverse lo que más pueda durante 10-15 minutos. Lo ideal es la caminata rápida.
Tome entre un litro o uno y medio de líquidos por día: agua, agua mineral, infusiones, caldos caseros (preferentemente).
Evite si es posible la sal en las comidas.
Desayunos y meriendas: (45 y 50 g de hidratos de carbono). Para que quede claro: 1 terroncito de azúcar equivale a 5 g de hidratos de carbono.
Leche descremada: 1 vaso (aporta 10 g de hidratos de carbono, igual a 2 terroncitos de azúcar)
Pan salvado o integral sin tostar: 2 rebanadas: 40 g de hidratos de carbono; es decir, el equivalente a 8 terroncitos.
Otra opción
Yogur descremado: 1 vaso (10 g de hidratos de carbono: 2 terroncitos)
Bay biscuits o galleta marinera: 4 unidades (40 g de hidratos de carbono: 8 terroncitos)
Almuerzos y cenas
Antes de cada plato principal: 1 caldo de verduras casero o dietético, preferentemente sin sal.
Almuerzo
Carne blanca o roja (tamaño de la palma de su mano).
Vegetales de hoja: libremente
Vegetales como remolacha, zanahoria, etc., 1 taza desayuno (10 g de hidratos de carbono: 2 terroncitos)
1 papa mediana (150 g): 30 g de hidratos de carbono: 6 terroncitos)
Fruta fresca (frutillas): 1 taza de las de té (10 g de hidratos de carbono: 2 terroncitos)
Cena
Brócoli: 1 taza de las tipo desayuno (10 g de hidratos de carbono: 2 terroncitos)
Fideos secos cocidos al dente: 1 taza de las de té (20 g de hidratos de carbono: 4 terroncitos)
Fruta fresca: 1 banana chica (90 g); (20 g de hidratos de carbono: 4 terroncitos)
Otro ejemplo de cena
Vegetales de hoja libre.
Legumbres (1 taza de las de té), equivalentes a 40 g de hidratos de carbono: 8 terroncitos.
Fruta fresca (cerezas): 1 taza de las de té (10 g de hidratos de carbono: 2 terroncitos)
Si realiza un tratamiento con un nutricionista va a aprender el sistema de conteo de hidratos de carbono para saber cómo distribuirlo en las 4 comidas principales teniendo en cuenta el índice glucémico, sistema que permite comparar la “calidad” de los distintos carbohidratos contenidos en alimentos individuales, y proporciona un índice numérico basado en medidas de la glucemia después de su ingestión (entre 2 y 3 horas luego de las comidas).
Cuídese y realice un plan alimentario adecuado. Actividad física diariamente, descanso nocturno adecuado. Evite el estrés y sea todo lo feliz que pueda.
Alicia Crocco es licenciada en Nutrición, autora de Nutrir mi Embarazo, Ansiedad Vs. Saciedad, Creo & Adelgazo, entre otros, y de los libros digitales Como Bien Adelgazo Mejor. Planes A, B, C y D. Conduce el programa Alimenta Tu Vida, los sábados, a las 19.30, por Metro; www.alimentatuvida.com
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