HealthDay News — Una noticia que sin duda asustará a los millones de estadounidenses que se han enfrentado al invierno más largo y cruel de los últimos tiempos: un nuevo estudio muestra que los niveles de colesterol fluctúan con las estaciones, y los peores se ven en los fríos meses de invierno.
La investigación, que incluyó a 2.8 millones de adultos, ilumina cruelmente los efectos potenciales de la comida sabrosa y el mal tiempo sobre la salud de una persona en invierno.
“No se trata solo de que se aumente un poco de peso” cuando se come más y se hace menos ejercicio en invierno, apuntó el investigador principal, el Dr. Parag Joshi, miembro de cardiología de la Johns Hopkins. “Hay marcadores en la sangre que cambian, y esos marcadores contribuyen a las enfermedades cardiacas”.
Investigadores del Centro Ciccarone para la Prevención de las Enfermedades Cardiacas de la Johns Hopkins analizaron los niveles de colesterol de más de 2.8 millones de estadounidenses entre 2006 y 2013, según los hallazgos, que serán presentados el lunes en la reunión anual del Colegio Americano de Cardiología (American College of Cardiology) en Washington, D.C.
Los investigadores categorizaron cada muestra según la época del año en que se tomó, según los equinoccios de verano e invierno, y entonces compararon las muestras de todas las estaciones.
El estudio halló que los niveles del colesterol “malo” LDL eran un 3.5 por ciento más altos en los hombres y un 1.7 por ciento más altos en las mujeres en los meses más fríos.
Las mujeres y los hombres tenían variaciones en el colesterol total de aproximadamente 2 miligramos por decilitro (mg/dL) y de 4 mg/dL, respectivamente, entre verano e invierno.
Por otro lado, los niveles del colesterol “bueno” HDL no parecieron variar mucho entre estaciones, mostraron los hallazgos.
Estudios anteriores han arrojado resultados similares, pero este es el primer estudio que observa las fluctuaciones en un grupo tan grande. “Si se tienen casi tres millones de individuos para observar entonces se genera mucha potencia”, dijo Joshi.
Los resultados tienen sentido, dada la forma en que las personas tienden a responder al tiempo frío, comentó el Dr. Gerald Fletcher, cardiólogo de la Clínica Mayo en Jacksonville, Florida, y vocero de la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association).
La nieve, la lluvia y el frío de invierno tienden a disuadir a la gente de salir a hacer ejercicio, dijo. Incluso las personas con membresías en gimnasios quizá no quieran salir de casa para ir a hacer ejercicio.
Al mismo tiempo, el deseo de las personas de comidas sabrosas aumenta, sobre todo cerca de las fiestas de fin de año.
“Las personas tienden a no salir a hacer ejercicio. Tienden a comer cosas que no son saludables”, planteó Fletcher. “Por decirlo de alguna forma, hibernan”.
Las personas también se exponen menos al sol en invierno, lo que significa que sus concentraciones de vitamina D se reducen, señaló Joshi. Hay estudios que han sugerido que la vitamina D parece reducir los niveles de colesterol LDL “malo”.
La Dra. Suzanne Steinbaum, cardióloga preventiva del Hospital Lenox Hill, en la ciudad de Nueva York, añadió que las personas no deben descartar los potenciales efectos de salud de esas fluctuaciones estacionales en su colesterol en sangre.
Aunque el colesterol de las personas se reducirá en verano, los niveles altos de invierno contribuirán al endurecimiento y al bloqueo de las arterias, y aumenta su riesgo de enfermedades cardiacas y accidente cerebrovascular, advirtió.
“Hay mucha investigación disponible sobre los efectos que una dieta rica en grasa puede tener sobre el revestimiento de la arterias, incluso en una sola comida”, planteó Steinbaum. “En invierno, a todos nos resulta fácil dar excusas, pero hay que resistirse. Debemos prestar más atención a lo que comemos y debemos hacer ejercicio”.
La Dra. Evelina Grayver, directora de la Unidad de Atención Coronaria del Hospital de la Universidad de Northshore en Manhasset, Nueva York, añadió que las fluctuaciones en el colesterol también podrían apuntar a otros efectos de las estaciones sobre la salud.
“Si observáramos otros factores de riesgo cardiovascular, como la presión arterial y la glucemia, probablemente veríamos los mismos hallazgos”, planteó Grayver.
Joshi dijo que incluso aunque los hábitos malsanos del invierno no tengan nada que ver con los aumentos en los niveles de colesterol, las personas de cualquier forma se beneficiarían si mantienen el ejercicio y la alimentación sana, lo que resulta tan fácil en verano, durante todo el año.
“Al menos los hábitos más saludables le protegerán de los cambios en el colesterol que suceden en invierno”, dijo Joshi.
Pero no cree que los niveles fluctúen tan ampliamente como para que los médicos deban revisar el colesterol solo en momentos fijos del año, o hacer pruebas repetidas del colesterol a lo largo del año.
“No creo que aquí haya algo que indique que debamos cambiar la práctica a nivel clínico”, señaló.
Los datos y las conclusiones de las investigaciones presentadas en reuniones médicas se deben considerar como preliminares hasta que se publiquen en una revista revisada por profesionales.
Fuente: HealthDay newsa
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