¿Qué hacer para que los pensamientos no te ganen la batalla contra la dieta?

Para que inicies un tratamiento es fundamental, como primera medida, que la decisión esté instalada en tu interior y que no la dejes escapar.

Si te invaden pensamientos dolorosos que te dejaron amargura por los métodos que anteriormente seguiste, trabaja en la posibilidad “de cambio” en aquellos aspectos que consideras que desde ti podrías mejorar y en elegir el plan alimentario adecuado.

Luego de ello podrás planear un objetivo realista, duradero en donde deberás considerar que la manera de lograrlo, es reconociendo que el aprendizaje muchas veces nos hace detenernos y que podremos lograr lo anhelado si tenemos paciencia en obtener cambios fundamentales que no debemos dejar de lado si aspiramos resultados adecuados para tal fin.

Para que tu objetivo se cumpla, será necesario que logres la mayor motivación posible.

Para que los obstáculos que se puedan presentar no te ganen la batalla, será necesario que te respondas algunas preguntas.

¿Estas con deseos de cambiar tu vida? ¿Deseas comenzar un plan alimentario adecuado a ti, sin la necesidad de pasar hambre? ¿Puedes dejar de pensar en la rapidez de adelgazamiento? ¿Estarías dispuesto a modificar las cosas que te obstaculizan merced a los cambios futuros que podrías obtener?

Para que el comienzo sea favorable es necesario que fijes objetivos realizables.

Un objetivo para que tengas como prioritario, es que sea realizable. Es aquel que no exijas resultados rápidos sino que estés dispuesto a trabajar en tus hábitos alimentarios y modificar tu estilo de vida.

Por ejemplo: si tienes en tu mente el pensamiento que, durante el proceso de adelgazamiento lograrás eliminar muchos kilos sin mayores sacrificios y sientes que todas las etapas seguirán siendo así.

Entonces, cuando comienzas a efectuar un tratamiento y los resultados son como los que ideaste y luego de un período de tiempo, subes a la balanza y la sorpresa es que no se movió o mucho peor que eso, subiste y aún haciendo la dieta y te preguntas ¿qué sucedió? Te cuestionas ¿por qué no baje? ¿Por qué aumenté si realicé el plan alimentario como siempre? Ese es un obstáculo que si no lo trabajas puedes boicotear el tratamiento y hacerte fracasar.

Si no logras descubrir cuáles son los motivos de esa situación, el próximo paso será el abandono de tu objetivo porque no permitiste trabajar en el objetivo realizable.

Si no bajas o si bajas poco o si aumentas de peso, debes ser sincero, primero contigo y luego con el nutricionista que está ayudándote en el descenso de peso, ya que hay muchas situaciones en las cuales se puede aumentar de peso.

Muchos pueden ser los motivos por el cual no bajes, por ejemplo; el no descanso nocturno, si estás tensionado, si estás tomando antiinflamatorios, si estás en período menstrual o pre menstrual, si utilizaste mucha sal para la condimentación, si tomaste poco líquido.

El descenso de peso no es lineal. No se baja siempre, ni tampoco se baja constantemente lo mismo.

Por lo tanto debes establecer un objetivo que sea posible para ti, que contemple tus aspectos personales; si tienes o no retención de líquidos, saber que esa situación va a pasar, que  tu nutricionista te modificará el plan alimentario para revertir esa situación, seguirás bajando de peso.

Pueda ser que se repita la situación y no bajes.

No te desesperes. El organismo muchas veces se pone rebelde pero si sigues el plan alimentario con alegría pensando en el resultado favorable será posible obtenerlo con paciencia. Piensa si hubo errores, no te detengas a sentir frustración por no haber bajado, eso hace que tus fuerzas se debiliten y que no tengas voluntad para seguir realizando bien las cosas.

Examina cómo fue tu alimentación y el movimiento diario.

No te exijas… piensa y reflexiona.

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