Los expertos en nutrición desaconsejan la nutrición ortomolecular porque no se sustenta en datos científicos y puede ser peligrosa.
La nutrición ortomolecular puede calificarse como una “propuesta paracientífica, engañosa, fraudulenta y potencialmente peligrosa”. Así de contundente se muestra el Grupo de Revisión, Estudio y Posicionamiento de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (GREP-AEDN) en su último documento sobre la nutrición ortomolecular. Tras la gran acogida que recibió su crítica al método Dukan (avalada por el Ministerio de Sanidad), los investigadores documentales han buscado evidencias sobre la eficacia y seguridad de este controvertido procedimiento.
La nutrición ortomolecular se basa en el uso de dosis muy altas de vitaminas u otras sustancias (minerales, enzimas, antioxidantes, aminoácidos, ácidos grasos esenciales y fibra dietética, entre otras) que están presentes de forma natural en el cuerpo. La comunidad sanitaria considera esta terapia como uno de los muchos métodos alternativos, que carece de base científica y no está exenta de riesgos. Aunque las encuestas muestran que es una de las terapias alternativas más utilizadas en la actualidad, no es novedosa, como tampoco lo son sus críticas.
Nutrición ortomolecular, sin base científica
Ya en los años ochenta, varios artículos científicos, e incluso una revisión de la literatura científica publicada en la revista ‘British Journal of Medicine’, la cuestionaban, informaban de sus riesgos y la calificaban de “curanderismo”. Sociedades científicas como la Academia Americana de Pediatría, la Asociación Americana de Psiquiatría y la Sociedad Americana de Cáncer se han posicionado en contra. Esta última afirma que los estudios disponibles en la actualidad no han demostrado que la nutrición o la “medicina ortomolecular” pueda contribuir a mejorar las condiciones para las que se recomienda
Las sustancias usadas en la nutrición ortomolecular no se han probado para saber si interaccionan con medicamentos o alimentos
También hace énfasis en que las sustancias utilizadas en este método no se han probado a fondo para averiguar si interaccionan con medicamentos, alimentos, plantas u otros suplementos. En España, las advertencias vienen desde la Real Academia de Medicina, a partir de su diccionario de términos médicos, que considera que la “medicina ortomolecular carece de base científica, y no existen estudios clínicos comparativos que demuestren su eficacia y seguridad”.
El GREP-AEDN también hace referencia a los problemas de seguridad y advierte de los peligros potenciales derivados del consumo exagerado de vitaminas y otras sustancias en la cantidad que recomienda la “nutrición ortomolecular”.
Efectos adversos por megadosis de vitaminas y minerales
El consumo elevado de vitaminas, minerales u otras sustancias puede superar los niveles máximos de ingesta tolerable que el Comité de Nutrición y Alimentos del Instituto de Medicina de Estados Unidos (organismo de referencia en todo el mundo en cuanto a Ingestas Dietéticas de Referencia) y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) recomiendan no exceder con el fin de evitar efectos adversos tras su ingesta, tanto a corto como a largo plazo. Cuando sin justificación médica se consumen vitaminas o minerales por encima de los valores superiores de ingesta tolerable, algo que puede suceder con la nutrición ortomolecular, son posibles problemas de salud:
- Vitamina A: efectos teratológicos (malformaciones congénitas) y toxicidad del hígado.
- Vitamina C: síntomas gastrointestinales, cálculos renales, exceso de absorción de hierro.
- Vitamina D: elevación excesiva de los niveles de calcio en sangre.
- Vitamina E: hemorragias.
- Niacina: enrojecimiento de la piel y síntomas gastrointestinales.
- Vitamina B6: toxicidad del sistema nervioso.
- Folatos: enmascara complicaciones neurológicas en personas con déficit de vitamina B12.
- Colina: sudoración y olores corporales desagradables, salivación, hipotensión, toxicidad del hígado.
- Boro: efectos negativos sobre la capacidad reproductiva y de desarrollo.
- Calcio: cálculos renales, insuficiencia renal.
- Cobre: síntomas gastrointestinales, daño hepático.
- Flúor: acumulación de flúor en los dientes y huesos.
- Yodo: aumento de las concentraciones sanguíneas de la hormona estimuladora de la glándula tiroides (TSH).
- Hierro: síntomas gastrointestinales y oxidación.
- Magnesio: diarrea.
- Manganeso: toxicidad del sistema nervioso.
- Molibdeno: efectos negativos sobre la capacidad reproductiva.
- Níquel: efectos sobre el control del peso corporal.
- Fósforo: calcificación metastásica (un subtipo de calcificación patológica), porosidad ósea, interferencia con la absorción de calcio.
- Selenio: fragilidad y pérdida de pelo y uñas.
- Vanadio: lesiones renales.
- Zinc: disminución del estatus de cobre.
NINGÚN ESTUDIO AVALA LA NUTRICIÓN ORTOMOLECULAR
La nutrición humana y la dietética son disciplinas científicas y, como tales, se sustentan en teorías que se explican o refutan mediante estudios científicos. Las experiencias individuales pueden conducir al planteamiento de nuevas hipótesis, pero estas deben ser refutadas mediante el método científico para eliminar sesgos y factores de confusión, así como para asegurar su efectividad y seguridad (ausencia de efectos adversos). En este sentido, cuando se somete la “nutrición ortomolecular” a este cribaje, al revisar las más importantes bases de datos científicas, no se halla ningún estudio de alta calidad que relacione esta terapia con algún tipo de beneficio para la salud, tanto en sujetos sanos como enfermos, ya sea a corto o a largo plazo.
24 DE FEB 2012, www.consumer.es