El yodo en la embarazada

Es un mineral imprescindible para el correcto desarrollo del sistema nervioso del futuro bebé.
Los requerimientos de yodo en mujeres embarazadas no son mucho más elevados respecto a la mujer no gestante. Sin embargo, su deficiencia puede ser perjudicial para el feto, de manera que se hace imprescindible cubrir las necesidades básicas de este mineral.

El yodo es necesario para el correcto funcionamiento de las hormonas tiroideas que intervienen en el crecimiento del feto, para el desarrollo de su cerebro y para la regulación de otras funciones metabólicas, como el mantenimiento de la temperatura corporal. Por tanto, la carencia grave de este oligoelemento en el embarazo conducirá a un daño fetal de tal magnitud que el neonato presentará minusvalía física e intelectual, llegando a desarrollar cretinismo. Esta enfermedad se asocia a retraso mental, malformaciones e incluso sordomudez.

Presencia de yodo según el alimento y el tipo de suelo

El yodo se encuentra en pescados y mariscos y en vegetales, en estos últimos en mayor o menor cantidad según el tipo de suelo, el uso de ciertos fertilizantes y el procesado de los alimentos. Por ejemplo, los suelos de algunas zonas de Granada (Las Alpujarras), León, Galicia, Extremadura y Navarra (Baztán y Roncal) son pobres en yodo y, por tanto, también sus aguas y sus alimentos lo son. En la población de estas regiones existe, por lo tanto, un riesgo alto de deficiencia de yodo.

Los pescados, en concreto los de mar, las algas y los vegetales que se cultivan próximos al mar son ricos en yodo. En cambio, los vegetales de otras zonas contienen, por lo general, poca cantidad de este mineral.

La carencia grave de yodo en el embarazo conduce a un daño fetal de tal magnitud que el neonato presentará minusvalía física e intelectual

¿Cómo cubrir las necesidades?

Además de estos alimentos, otra fuente excelente de yodo es la sal yodada. Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como el Consejo Internacional para el Control de Desórdenes por Deficiencia de Yodo (ICCIDD) recomiendan, durante el embarazo y también en la no gestación, emplear sal yodada en la cocina en lugar de sal común. Una vez finalizado el embarazo y el periodo de lactancia, se pueden combinar, si se prefiere, una y otra sal cada cierto tiempo, o utilizar una mezcla de ambas. En cambio, la sal marina no se recomienda en caso de deficiencia de yodo, ya que el aporte de dicho mineral no es suficiente. Para cubrir las necesidades de yodo durante el embarazo es necesario:

  • Tomar al menos cuatro veces por semana pescados de mar, no de río o de piscifactoría. Así, el salmonete contiene hasta 190 microgramos de yodo por cada 100 gramos, mientras que pescados de río como la carpa aportan tan solo 1 microgramo del mismo, siendo la cantidad diaria recomendada de 200-300 microgramos cada día durante el embarazo.
  • Emplear sal yodada, no común o marina. Consumir este tipo de sal asegura un aporte diario de entre 150 a 200 microgramos de yodo.

 

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