Cada vez existen más pruebas de que los suplementos de calcio son malos para el corazón.
La última viene de Alemania, donde los resultados de un estudio con casi 24.000 participantes y 11 años de seguimiento indican que la ingesta de este mineral de forma artificial duplica el riesgo de infarto.
Aunque no son datos definitivos, sí inclinan aún más la balanza hacia el abandono de este método de prevención de fracturas.
Los suplementos de calcio se han convertido en las últimas décadas en algo habitual para las personas mayores, especialmente las mujeres postmenopáusicas con riesgo de fracturas y también los pacientes con fallo renal.
Su uso se ha extendido, además, amparados por la evidencia de que ayudan a reducir la tensión arterial y a mejorar el balance entre el colesterol bueno (LDL) y el malo (HDL).
Sin embargo, esta atenuación de algunos factores de riesgo cardiovascular”no parece traducirse en una disminución de los eventos”, apuntan en un editorial Ian R. Reid y Mark J. Bolland, del Departamento de Medicina de la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda). De hecho, el estudio que ambos analizan señala que lejos de reducirlos, los suplementos de calcio duplican el riesgo de sufrir un infarto.
Suplementos no, dieta sí
Los datos, publicados en la revista ‘British Medical Journal‘, proceden de la parte alemana del European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition (EPIC), que durante 11 años ha recogido datos de cerca de 24.000 personas.
Los autores observaron que una ingesta moderada de calcio (820 miligramos/día), tanto en suplementos como en la dieta, estaba asociado con una reducción del 30% en el riesgo de infarto. Sin embargo, tomar más de 1.100 miligramos al día no parecía tener ninguna protección.
Al analizar sólo a aquellos participantes que tomaban suplementos de forma habitual, los autores observaron un aumento del 86% de las posibilidades de sufrir un infarto comparado con los que no los tomaban. Sorprendentemente, ingerir una cantidad similar de este mineral pero con la dieta no implicaba ningún riesgo.
“Esto sugiere que el calcio circulante canaliza el proceso aterogénico”, escriben los autores del editorial. “El calcio de la dieta se toma en pequeñas cantidades durante todo el día, normalmente a la vez que las grasas y las proteínas. Como resultado, se absorbe lentamente provocando pequeños cambios en los niveles de calcio sérico [en sangre]”.
Los picos de calcio en sangre que se producen con la ingesta de suplementos parecen tener, según apuntan éste y otros estudios, efectos adversos sobre los vasos sanguíneos, al favorecer la formación de placas de ateroma. A esto hay que sumar el escaso beneficio que tienen en la prevención de fracturas causadas por la osteoporosis (está en torno al 10%).
“Las pruebas indican que los suplementos de calcio parecen hacer más mal que bien y son preferibles otras intervenciones para reducir el riesgo de fracturas osteoporóticas”, concluye el editorial.
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