Espinacas, acelgas y borrajas contienen cantidades que pueden representar un riesgo para la salud de niños pequeños.
Las verduras forman parte de la alimentación infantil desde que el bebé comienza a tomar papillas. Pero no todas son apropiadas para ellos. Espinacas, acelgas y borrajas merecen una atención especial por los nitratos que acumulan en sus hojas verdes.
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) ha actualizado sus recomendaciones sobre las dosis de esos vegetales adecuadas para cada franja de edad.
El problema es que estas y otras verduras, menos frecuentes en las papillas infantiles, contienen cantidades de nitratos que pueden representar un riesgo para la salud de niños pequeños, por lo que es preferible evitarlos en sus primeros meses de vida.
“La recomendación es que se limite la inclusión de espinacas y acelgas en las papillas durante el primer año de vida. Las borrajas están totalmente desaconsejadas”
Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición
En concreto, los nitratos pueden ser la causa de una enfermedad de la sangre conocida como metahemoglobinemia o síndrome del bebé azul, porque la piel adquiere esa tonalidad debido a la falta de oxígeno.
Los nitratos se encuentran de forma natural en los vegetales, porque los absorben de la tierra. Al entrar en nuestro organismo se convierten en nitritos, unas sustancias que reaccionan con la hemoglobina de la sangre y la transforman en metahemoglobina.
Una enzima que salva a los adultos
Si esta se produce en cantidades elevadas dificulta la absorción de oxígeno y evita que llegue suficiente a los distintos órganos, lo que conduce a la enfermedad.
Lo normal es que esta sustancia se convierta de nuevo en hemoglobina al cabo de un tiempo, sin ninguna repercusión sobre el organismo. Pero los bebés son más propensos a fabricar y acumular metahemoglobina y menos eficientes a la hora de transformarla en hemoglobina de nuevo.
De ahí que puedan sufrir metahemoglobinemia si toman demasiado del tipo de vegetales que la producen.
“Es una dolencia que no afecta a los adultos gracias a una enzima que reduce la metahemoglobina”, explica Lluís Riera, tecnólogo de los alimentos de la consultora SAIA.
“El problema es que en los niños no está aún desarrollada y no tiene capacidad para evitar que la hemoglobina se transforme y permita que el oxígeno llegue sin dificultades a las células”. Sin embargo, explica el experto, “que los niños coman esas verduras supone un riesgo, que no un peligro”.
Puntualiza que es “especialmente preocupante cuando los pequeños tienen algún problema gastrointestinal o anemia, porque para ellos esta enfermedad de la sangre puede convertirse en grave”, e incluso precisar hospitalización. Por lo que es preferible evitar del todo esas tres verduras.
Más nitratos en invierno y en verduras de invernadero
“No son las únicas con altas dosis de nitratos. La que más tiene es la rúcula, pero también están en la remolacha, el apio, la col china entre otros. Pero si hay más nitratos en las verduras de hoja verde es porque estas crecen más deprisa. La cantidad depende también de otros factores, como la exposición a la luz, por los que varía en una misma verdura si se recolecta en invierno o en verano. Cuanta más oscuridad, mayor porcentaje de nitratos, y por eso son más frecuentes también en los cultivos de invernadero”, comenta Lluís Riera.
Las recomendación que concreta AESAN es que se limite la inclusión de espinacas y acelgas en las papillas durante el primer año de vida. Las borrajas están totalmente desaconsejadas.
“Es una dolencia que no afecta a los adultos gracias a una enzima que reduce la metahemoglobina”
Lluís RieraTecnólogo de los alimentos de la consultora Saia
En el caso de las otras dos es preferible no incluirlas, pero si se hace, debe ser en dosis de no más de 25 gr al día para bebés de 3 a 6 meses y 35 gr hasta el año de edad.
A partir de aquí y hasta los 3, la cantidad máxima recomendada es de media ración, que son unos 45 gr, siempre mezcladas con otras verduras, y evitarlas siempre cuando el bebé presente anemia o infecciones gastrointestinales. En ningún caso deberían comer borrajas hasta después de los tres años.
Las papillas, en la nevera si no se comen recién hechas
Lluís Riera añade algunos consejos, como por ejemplo, evitar el aprovechamiento del agua de cocción de las verduras para los purés, porque buena parte de los nitratos quedan diluidos en ella.
“No hay que dejar nunca las verduras fuera de la nevera, y menos aún los purés y papillas, ni siquiera aunque se vayan a comer en unas pocas horas, porque eso favorece la aparición de los nitritos. Y si se prepara de un día para otro es imprescindible congelarlos”, explica.
Los vegetales no son, sin embargo, los únicos alimentos con nitratos, ya que estos se utilizan en la industria cárnica como conservantes naturales, controlados por las autoridades.
“La cantidad de nitrato se determina con la denominación E en el etiquetado de los alimentos”, explica el tecnólogo de SAIA. Y desvela una pequeña trampa de la industria. “Si se compra un embutido “natural sin aditivos” no aparecerá el indicativo E pero sí algo así como “concentrado de apio o acelga”, que en definitiva, es lo que aporta los nitratos en ese alimento”.
Los peligros de las barbacoas y las altas temperaturas
Los nitratos proceden de depósitos minerales y los nitritos, de microorganismos que descomponen la materia animal. La mayoría de estos no se ingieren directamente, sino que se forman por la acción de las bacterias que tenemos en la boca.
Al tragarlos, puede suceder que reaccionen con los ácidos del estómago y formen nitrosaminas, algunas de ellas cancerígenas y relacionadas con el cáncer de intestinos.
Para que esto ocurra es necesario que exista una fuente de aminas, elementos químicos relacionados con el amoniaco, que se encuentran en alimentos proteínicos, como la carne.
No hay que dejar nunca las verduras fuera de la heladera, y menos aún los purés y papillas, ni siquiera aunque se vayan a comer en unas pocas horas, porque eso favorece la aparición de los nitritos”
Lluís RieraTecnólogo de los alimentos de la consultora Saia
Las nitrosaminas también pueden crearse directamente en los alimentos que se cocinan a altas temperaturas, como el tocino frito o los hechos a la barbacoa.
Algunos estudios concluyen que los enjuagues bucales con antibacterianos puede evitar la formación de esos nitratos en la boca.
Respecto a los nitratos procedentes de las verduras, que se calcula que son el 80% en la alimentación de los europeos por un 5% de las carnes, se considera que tienen efectos positivos sobre la salud. De hecho, algunos descubrimientos al respecto valieron el Nobel de Medicina de 1998 a tres científicos estadounidenses.
Parece que el óxido nítrico que deriva de los nitritos contribuye a mantener la elasticidad de los vasos sanguíneos y evita que las plaquetas se aglomeren y produzcan trombos.
Así, consumir acelgas, espinacas, rúcula, remolacha, borrajas hace disminuir la presión sanguínea y actúa positivamente sobre el sistema inmunlógico. Por el contrario, la capacidad reducida de producir óxido nítrico se asocia con enfermedades cardíacas, diabetes y disfunción eréctil.
Fuente: La Vanguardia