Influencia del ambiente temprano en la salud futura.

¿Puede el ambiente en la infancia influir en nuestra salud de adultos?

Lo que ocurre durante el embarazo y los primeros años de vida podría determinar si en la adultez seremos personas saludables o con enfermedades crónicas. Entender este vínculo puede ayudarnos a prevenir y actuar a tiempo.

Introducción:

Muchas personas se preguntan por qué desarrollan enfermedades metabólicas, digestivas o cardiovasculares incluso cuando se alimentan bien en la adultez. ¿Y si el origen de esas condiciones no estuviera en el presente, sino en las etapas más tempranas de la vida?
El ambiente en el que crecemos, incluyendo el estado nutricional y emocional desde la gestación, puede dejar huellas profundas en nuestro organismo.
Este artículo busca ayudarte a comprender cómo esos factores tempranos influyen en la salud futura, y por qué es fundamental actuar desde el comienzo.

Por Lic. Alicia Crocco – Nutricionista especializada en obesidad y enfermedades asociadas

Desarrollo:

Durante los últimos años, la ciencia ha revelado un concepto clave: el origen temprano de las enfermedades crónicas. Esto significa que lo que sucede en el útero materno y en los primeros años de vida influye decisivamente en el riesgo de desarrollar obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión, enfermedades cardiovasculares e incluso alteraciones del sistema inmunológico y neurológico.

Factores como la nutrición materna, el estrés emocional, la exposición a contaminantes, el tipo de parto, la lactancia, y los primeros alimentos introducidos en la infancia, condicionan cómo se programan nuestros órganos y sistemas.

Por ejemplo: Si durante el embarazo la madre sufre carencias nutricionales, el feto puede adaptar su metabolismo para sobrevivir, aumentando el riesgo de almacenar grasa en exceso más adelante.

Un entorno familiar con tensiones crónicas o carencias afectivas puede influir en el sistema hormonal y el comportamiento alimentario del niño.

Una alimentación infantil rica en ultraprocesados puede alterar la microbiota intestinal, el metabolismo de la glucosa y la regulación del apetito.

Todos estos factores no solo afectan en la niñez: dejan una “huella biológica” que puede manifestarse décadas más tarde.

Resumen:

La salud no empieza en la adultez. Se construye desde antes del nacimiento. Cada decisión relacionada con el cuidado del entorno temprano —nutricional, emocional y físico— puede ayudar a prevenir enfermedades futuras.

Conclusiones:

El embarazo y la infancia son etapas críticas para el desarrollo saludable. La prevención de enfermedades crónicas debe comenzar lo antes posible. Invertir en el bienestar infantil es una forma concreta y poderosa de construir una sociedad más saludable. Como profesionales y como familias, tenemos la responsabilidad de crear ambientes nutritivos, amorosos y seguros.

El ambiente en el que un niño crece desde el embarazo hasta los primeros años, influye profundamente en su salud futura. Factores como la alimentación, el afecto, el entorno físico y emocional, pueden determinar la aparición de enfermedades crónicas en la adultez. Invertir en una infancia saludable es sembrar bienestar para toda la vida.

“Cuidar la infancia es sembrar salud para toda la vida.”

Bibliografía:

Barker DJP. The developmental origins of adult disease. 1995

Gluckman PD, Hanson MA. Developmental Origins of Health and Disease. 2006

Godfrey KM, Gluckman PD, Hanson MA. Developmental origins of metabolic disease: life course and intergenerational perspectives. 2010

Wadhwa PD et al. Developmental origins of health and disease: brief history of the approach and current focus on epigenetic mechanisms. 2009

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