“Estudios científicos demuestran que ciertas sustancias químicas del ambiente pueden alterar el metabolismo y favorecer la aparición de diabetes tipo 2.”

Contaminantes invisibles: el nuevo enemigo silencioso del páncreas

¿Y si la diabetes tipo 2 no dependiera solo de lo que comés o cuánto te movés?
Durante años se creyó que la dieta inadecuada y el sedentarismo eran las únicas causas. Sin embargo, las investigaciones más recientes revelan que el entorno también juega un papel silencioso pero decisivo en el desarrollo de esta enfermedad crónica. Esta nota tiene como objetivo concientizar sobre el impacto de los contaminantes ambientales —presentes en objetos y productos de uso cotidiano— en la salud metabólica, en especial en la aparición y progresión de la diabetes tipo 2.
Además, propone estrategias sencillas para reducir la exposición y proteger tanto tu salud como la de tu familia.

Introducción:

La evidencia científica más reciente está revelando un factor hasta ahora poco considerado en el origen de la diabetes tipo 2: los contaminantes ambientales. Estas sustancias, presentes en objetos y productos de uso cotidiano, tienen la capacidad de alterar el metabolismo humano y favorecer la resistencia a la insulina, incluso desde etapas tempranas de la vida. ¿Podría ser que tu entorno esté influyendo más de lo que imaginas en tu salud metabólica?

Por Lic. Alicia Crocco, nutricionista especializada en obesidad y enfermedades asociadas, digestivas, inflamatorias, entre otras.

Desarrollo:

Los disruptores endocrinos son sustancias químicas que interfieren con el sistema hormonal humano. Entre ellos se destacan los ftalatos, bisfenoles (como el BPA) y pesticidas organoclorados, que pueden alterar funciones vitales como la regulación de la glucosa.

Estas sustancias se encuentran comúnmente en:

  • Envases plásticos
  • Recipientes para alimentos
  • Cosméticos y perfumes
  • Detergentes, desinfectantes y ambientadores
  • Alimentos procesados o contaminados

Una vez dentro del organismo, se acumulan en el tejido adiposo y provocan un estado de inflamación crónica, que contribuye al desarrollo de resistencia a la insulina, un paso previo clave en la diabetes tipo 2.

Reflexión:

La prevención de la diabetes ya no puede abordarse únicamente desde la alimentación o la actividad física. Es imprescindible considerar el entorno: los productos que usamos, los envases que elegimos y el aire que respiramos. La salud metabólica depende también de la higiene ambiental y del nivel de exposición a químicos que ni siquiera vemos.

Resumen:

Cada vez más estudios demuestran que ciertos contaminantes ambientales, presentes en objetos cotidianos, alteran el sistema hormonal y pueden favorecer el desarrollo de diabetes tipo 2. Evitar plásticos, consumir alimentos frescos y optar por productos libres de químicos agresivos son medidas claves para proteger el metabolismo.

“Cuidar el ambiente también es cuidar tu páncreas.”

Bibliografía:

Rengarajan T, Rajendran P, Nandakumar N, et al.
Environmental Exposure to Endocrine-Disrupting Chemicals and Diabetes Risk.
Reviews in Environmental Health, 2015.
Tipo de estudio: Revisión de múltiples estudios epidemiológicos.
Conclusión: Los EDC (disruptores endocrinos) están consistentemente relacionados con un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, independientemente de la dieta o el peso corporal.

Stahlhut RW, van Wijngaarden E, Dye TD, Cook S, Swan SH.
Association of Urinary Phthalate Metabolite Concentrations with Insulin Resistance in Adult Males.
Environmental Health Perspectives, 2007.
Muestra: 1.451 adultos.
Resultado: Se observó una relación directa entre niveles urinarios de ftalatos y mayor resistencia a la insulina.

Trasande L, Attina TM, Blustein J.
Urinary Bisphenol A Concentration and Risk of Future Diabetes in Children.
Journal of Pediatrics, 2013.
Muestra: 2.838 niños.
Resultado: El BPA estuvo asociado con alteraciones en la regulación de la glucosa desde edades tempranas.

“Los estudios aquí citados respaldan la relación entre la exposición a contaminantes ambientales —como ftalatos y bisfenoles— y el desarrollo de resistencia a la insulina, alteraciones metabólicas y mayor riesgo de diabetes tipo 2, incluso en población infantil. Esta información refuerza la importancia de reducir el contacto con estos compuestos en la vida cotidiana.”

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