Almorzar frente a la computadora hace comer más


Muchas personas no se toman tiempo disponible para comer tranquilamente, para concentrarse con lo que están comiendo y evitar dentro de lo posible, las compulsiones posteriores, debido a que no registraron lo que comieron porque se concentran en otras actividades, como por ejemplo, comer  frente a una computadora.

Un estudio reveló que la “distracción” que representa la PC hace perder la noción de lo que se ingiere.

Muchos almuerzan frente a la computadora, y ese hábito aumentaría los deseos de comer postre.

En un ensayo de laboratorio con 44 hombres y mujeres, un equipo observó que los que almorzaban mientras jugaban con la computadora terminaban comiendo más galletas a los 30 minutos que los que habían almorzado sin distracciones.

Los autores sostienen que los usuarios de computadoras, no registran con exactitud lo que ingirieron en sus almuerzos y que se sintieron con menos saciedad que el otro grupo que no trabajaba con la computadora y comían simultáneamente.

Esto sugiere que las distracciones, como la televisión o la computadora, alteran nuestros recuerdos de la comida, lo que termina modificando el apetito.

Si recuerdas lo que consumiste en tu última comida, seguramente comerás menos en tu próxima comida.

Cuando no registras lo que comes, en tu próxima comida comerás más.

El estudio publicado en American Journal of Clinical Nutrition, en el cuál intervinieron 44 voluntarios divididos en dos grupos:

* Uno comió un almuerzo fijo mientras jugaba un solitario con la computadora.

El otro grupo ingirió la misma comida sin distracción.

A los 30 minutos del almuerzo, a ambos grupos se les realizó un “test de sabor” con galletitas: podrían probar la cantidad deseada.

Además, se les pidió que recordaran los 9 alimentos del almuerzo y el orden en que se habían  servido.

El equipo halló que el grupo que había almorzado frente a la computadora ingirió unas 250 calorías con las galletas, mientras que el otro grupo consumió la mitad.

Además, al primer grupo le costó mucho más recordar el orden de los alimentos y sintieron menos saciedad con el almuerzo.

Todo esto sugiere, aunque no prueba, que los efectos sobre la memoria explicarían el mayor deseo de comer galletas en uno de los grupos.

Fuente: Reuters

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