Para preservar la salud, es necesario que contemples estos pilares: alimentación adecuada, actividad física y descanso oportuno. La función energética es necesaria para que nuestro organismo funcione adecuadamente, los cereales integrales nos brindan energía para el organismo y el cerebro y el sistema nervioso en particular, debido a que su energía procede fundamentalmente de los hidratos de carbono. Estudios científicos indican que cuanto más raciones de cereales consumimos, va a haber un menor riesgo de padecer enfermedades.
Prevención de enfermedades cardiovasculares:
Estudios indican que las personas que consumen 3 o más raciones de alimentos integrales por día, tienen menor riesgo (entre un 20 y un 30%) de padecer episodios cardiovasculares que aquellas que consumen estos alimentos en menor proporción.
Aunque se han tratado atribuido a algunas sustancias presentes en los cereales integrales (la fibra soluble, el betaglucano, el alfa-tocotrienol o la relación arginina-lisina, entre otros), lo cierto es que, no se conoce verídicamente el efecto favorable que se relaciona con la salud cardiovascular.
Se piensa que, puede ser debido a todos los componentes del grano que son responsables de la protección.
Prevención del cáncer
Luego de analizar 40 estudios sobre cánceres gastrointestinales, se constató una reducción del riesgo de cáncer del 21 al 43% cuando el consumo de cereales integrales era alto comparado a un consumo bajo.
En un informe publicado por la World Cancer Reserch Fund (WCRF) y el American Institute for Cancer Research (AICR) se concluyó que la fibra dietética con gran probabilidad protege frente al cáncer colorrectal, aunque no se ha demostrado que proteja frente al cáncer esofágico. En el informe no se encontró un dato que pudiera concluir con que el grado de refinamiento de un cereal sea un factor que modifique el riesgo de cáncer, sin embargo, sí se destaca una gran dificultad a la hora de evaluar el consumo de cereales integrales ya que no hay una definición internacionalmente aceptada y destacaron que se desarrollará más extensamente más adelante.
Mejora de la salud gastrointestinal
La fibra de los cereales integrales absorbe agua, lo que aumenta el peso de las heces y también el número de bacterias beneficiosas debido a la fermentación de la fibra y los oligosacáridos. Al ser la masa de residuos de mayor volumen y más suave, aumenta el peristaltismo intestinal, aliviando el estreñimiento y previniendo la diverticulosis y diverticulitis.
Prevención de la diabetes tipo 2
La fibra presente en los cereales integrales, a diferencia de la que conforma las frutas y verduras, ejerce un factor protector ante el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
Control del peso
Las personas que consumen granos integrales como parte de una dieta sana tiene menor probabilidad de aumentar el peso con el tiempo. Las dietas ricas en granos integrales se asocian a un IMC y peso más bajo, una circunferencia de cintura más pequeña y a un menor riesgo de obesidad. Estos efectos pueden explicarse por la composición en fibra de los cereales integrales; la fibra favorece un enlentecimiento del vaciado gástrico, esto se traduce en un retraso en la aparición de la sensación de hambre o mayor sensación de saciedad durante más tiempo y, como consecuencia, un menor consumo energético diario.
¿Beneficioso consumo para todos?
Hay que tener en cuenta las características individuales a la hora de hacer una recomendación categórica como esta. En el caso de los cereales integrales, existen determinadas situaciones en las que es mejor evitarlos: procesos diarreicos, brotes agudos de Enfermedad de Crohn o de colitis ulcerosa son algunos ejemplos de ello.
Fuente: Eufic