El cáncer de próstata se origina cuando las células del cuerpo comienzan a crecer en forma descontrolada. Las células de casi cualquier parte del cuerpo pueden convertirse en células cancerosas y luego se pueden extender a otras áreas del cuerpo.
El cáncer de próstata se origina cuando las células de la próstata comienzan a crecer fuera de control. La próstata es una glándula que sólo tienen los hombres. Esta glándula produce parte del líquido que conforma el semen.
La próstata está debajo de la vejiga (el órgano hueco donde se almacena la orina) y delante del recto (la última parte de los intestinos). Justo detrás de la próstata se encuentran las glándulas llamadas vesículas seminales, las cuales producen la mayor parte del líquido del semen. La uretra, que es el conducto que transporta la orina y el semen fuera del cuerpo a través del pene, pasa por el centro de la próstata.
El cáncer de próstata es uno de los tipos más comunes de cáncer.
En los hombres, la próstata es una glándula pequeña con forma de nuez, que produce el líquido seminal que nutre y transporta el esperma.
Muchos cánceres de próstata crecen lentamente, en donde pueden no causar daño grave. Otros tipos de cáncer de próstata, son agresivos y pueden esparcirse con rapidez.
El cáncer de próstata que se detecta tempranamente tiene mejores probabilidades de tener un tratamiento exitoso. De ahí la importancia de la concurrencia médica.
¿Se puede prevenir el cáncer de próstata?
No existen evidencias científicas que el cáncer de próstata se pueda prevenir. Existen muchos factores de riesgo que hay que considerar y que no se pueden controlar:
- Edad.
- Raza.
- Antecedentes familiares.
No obstante, se pueden tomar ciertos recaudos para reducir el riesgo de padecerlo:
- Lograr un peso corporal adecuado a la edad, altura y complexión física.
Algunos estudios han demostrado que los hombres que tienen sobrepeso u obesidad tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer de próstata avanzado, o un cáncer de próstata que puede llegar a ser mortal.
- Estar físicamente activo.
Adultos: deberán tener actividad física de día por medio o mucho mejor sería 1 hora a diario, con intensidad moderada.
Niños y adolescentes: deberán tener actividad física al menos una hora a intensidad moderada o vigorosa cada día.
Deberán limitarse las conductas sedentarias como el permanecer sentados, acostados, viendo TV u otras formas de recreación que se centran en ver alguna pantalla.
- Elegir inteligentemente la alimentación.
Seguir un patrón de alimentación saludable que incluya:
Gran variedad de frutas y verduras: de todos los colores.
Por lo menos de 400-800 g/ día. Incluir crucíferas (brócoli, repollo, col). También, incluir ajo, cebollas y puerros.
Dentro de las frutas, las rojas: arándanos, frutillas, frambuesas, moras.
Consumir champiñones: Preferentemente shitake, maitake y coriolus versicolor ya que son las que tienen mayor efecto estimulador del sistema inmunitario.
Cereales integrales.
Pescado azul: rico en omega 3 (3 veces por semana): salmón, sardina, anchoa, caballa, atún, trucha.
Las conservas de estos pescados en aceite de oliva son beneficiosos igualmente, no así los conservados en aceite de girasol o maíz ya que contienen omega 6 que no son beneficiosos.
Consumir preferentemente carne de ave y huevos “orgánicos”, obtenidos de animales criados al aire libre y con alimentación baja en maíz.
Condimentar con cúrcuma tiene un alto poder antiinflamatorio natural.
Consumir algas en sopas, ensaladas, legumbres o verduras al vapor.
Jengibre que puede ser molido agregado al té verde o a los cereales del desayuno o a la fruta.
Se puede consumir: batata, papa, choclo, lentejas, porotos, garbanzos.
Té verde (3 tazas al día) dejándolo reposar 8-10 minutos para que se liberen los polifenoles que son beneficiosos.
¿Qué se debe evitar o reducir?
Los azúcares escondidos en los alimentos industrializados, por más que no sean sacarosa, puede ser un derivado, que termine en osa: glucosa, galactosa, fructosa industrializada, además, miel, golosinas, dulces, etc.
Carnes rojas moderadamente (no más de 500 g/ semana), evitar las procesadas.
Sustituirlo por edulcorantes: aspartamo o stevia.
Evitar el consumo de harinas refinadas, arroz blanco y cereales azucarados, sustituyéndolos por los mismos integrales.
Evitar el consumo de mermeladas, fruta en almíbar, confitura, etc
Evitar el consumo de grasas vegetales hidrogenadas tipo margarina y las de animales que contengan altas cantidades de omega 6.
Reducir el consumo de carne roja. Consumo semanal recomendable máximo de 500 g a la semana, óptimo de 200g semanales, preferentemente orgánica.
Alimentos altamente procesados y productos de granos refinados
Evitar las comidas conservadas en sal, las salazones o embutidos con alto contenido en sal.
Reducir el consumo de lácteos convencionales que contienen altas cantidades de ácidos grasos omega 6. Se pueden sustituir por lácteos orgánicos o ecológicos, leche o yogures de soja.
Reducir el consumo de fritos de cualquier tipo: papas o aperitivos fritos, sustituirlos por pepinillos, tomates cherry, etc.
Lo mejor es no beber alcohol. Las personas que tomen bebidas con alcohol, su consumo no deberá ser mayor a una copa para las mujeres y dos copas para los hombres, por día.
No ingerir suplementos vitamínicos ricos en vitamina B por su potencial efecto estimulante de crecimiento sobre el tumor, no significa que deban excluirse los alimentos que esté presente dicha vitamina.
Además, puede que sea aconsejable limitar el consumo de suplementos y alimentos ricos en calcio, esto no significa que los hombres que están recibiendo tratamiento para el cáncer de próstata, no deberán consumir suplementos de calcio en el caso que sus médicos así lo recomienden.
A pesar de que no existe la totalidad de las coincidencias en los estudios científicos, varios han descubierto un mayor riesgo de cáncer de próstata en hombres que tienen una alimentación rica en alimentos ricos en calcio (productos lácteos).
Vitamina E y selenio: algunos estudios sugerían que tomar vitamina E o suplementos de selenio podía reducir el riesgo de padecer cáncer de próstata. Sin embargo, en un estudio (conocido como Selenium and Vitamin E Cancer Prevention Trial, SELECT, no se encontró que la vitamina E ni los suplementos de selenio redujeran el riesgo de padecer cáncer de próstata. De hecho, se descubrió en el estudio que los hombres que tomaban suplementos de vitamina E tenían un riesgo ligeramente mayor de cáncer de próstata.
Soya e isoflavonas: algunas investigaciones iniciales han sugerido posibles beneficios de las proteínas de soja (llamadas isoflavonas) en la reducción del riesgo de cáncer de próstata. Actualmente, varios estudios están evaluando con más detenimiento los posibles efectos de estas proteínas.
El consumo de suplementos puede presentar tanto riesgos como beneficios. Antes de comenzar a tomar vitaminas u otros suplementos, consulte con su médico.
Evitar fumar.