El primer año es el período de crecimiento y desarrollo más rápido en la vida del niño y cuando este es más inmaduro y vulnerable. Por ello, es especialmente importante asegurarle una alimentación suficiente y adecuada.
Esta tendrá tres objetivos:
- Satisfacer las necesidades nutricionales.
- Prevenir o tratar diversas situaciones patológicas.
- Crear buenos hábitos alimentarios.
Una alimentación deficiente o errónea durante este período puede afectar de manera irreversible el crecimiento y desarrollo físico y el coeficiente intelectual, y causar alergias alimentarias de por vida.
También puede afectar al bebé circunstancialmente, provocando diarreas crónicas, anemia, dermatitis del pañal (irritación en toda la zona del pañal), etc.
Para una correcta alimentación nada sería mejor que amamantar al bebé por lo menos durante los seis primeros meses de vida.
Las pautas nutricionales vienen marcadas por las recomendaciones e informes técnicos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Comité de Nutrición de la Academia Europea de Pediatría y el Comité de Nutrición de la Sociedad Europea de Nutrición y Gastroenterología Pediátrica (ESPGAN), y se adaptan a tres etapas bien diferenciadas:
- Período lácteo. Abarca desde el nacimiento hasta los 4-6 meses aproximadamente. La leche, sea humana o artificial, es el único alimento del bebé. Durante este período, el lactante puede succionar y deglutir, pero aún no ha desarrollado la capacidad de digerir ciertas proteínas y sus riñones no pueden soportar líquidos muy concentrados en partículas, como ser las sales minerales, la glucosa, etc.
El recién nacido no llega al mundo sabiendo mamar, pero desarrolla esa capacidad en las primeras 48 horas de vida. El reflejo de succión tiene la máxima respuesta a los 20-30 minutos después del parto y debería ser aprovechado.
- Período de transición: destete o Beikost. Tiene lugar a de los seis – doce meses, este período se van introduciendo con prudencia alimentos no lácteos, preparados de forma adecuada en consistencia y cantidad, para no alterar el ritmo de maduración digestiva y renal, así como el progresivo desarrollo neuromuscular. Esta etapa debe favorecer el desarrollo de los sentidos de modo que se puede pasar de succión a cuchara, lo que permitirá paladear mejor, y cambiar la textura, de líquido a triturado, y cuando ya el niño tenga dientes a troceado.
- Período de maduración digestiva. Se inicia aproximadamente al año. La alimentación se debe adaptar a la capacidad digestiva y al estado de desarrollo fisiológico y neuromotor del bebé, realizándose paulatinamente la introducción de alimentos. La capacidad gástrica del recién nacido es pequeña, de 10 a 20 ml, y aumenta durante el transcurso de su primer año hasta los 210-280 g o ml por comida, lo que va a permitir que haga comidas más abundantes y menos frecuentes.
Los dos primeros años de vida son considerados como “ventana de tiempo crítica”, es el momento justo y necesario para la promoción del crecimiento, la salud y el desarrollo adecuados. Por eso, es necesario cubrir las necesidades nutricionales.
Es necesario tener en cuenta que los alimentos deben:
- Aportar la cantidad de energía y de nutrientes necesarios cuando la leche humana no alcanza.
- Aportar las calorías, proteínas, vitaminas y minerales en cantidades suficientes para satisfacer las necesidades de crecimiento y desarrollo.
- Ser preparados en ambientes libres de contaminantes, con atención a la higiene de los utensilios y a la higiene personal, evitando el uso de biberones y tetinas.
- Darse en situaciones de apetito y saciedad del niño, sin forzarlo y haciéndolo partícipe de su alimentación, aun en momentos de enfermedad.
Veamos ahora los detalles de las tres etapas que enunciamos antes.
Período de lactancia materna
La leche materna es el alimento ideal para el crecimiento y desarrollo de los lactantes. Esto lo sugieren la Asamblea Mundial de la Salud, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo para las Naciones Unidas de la Infancia (Unicef).
Estas entidades recomiendan a nivel mundial que, durante los 6 primeros meses de edad, los niños sean alimentados exclusivamente con leche materna para preservar la salud.
Luego de esta etapa, los lactantes deberán realizar una alimentación complementaria, con el objetivo de cubrir las necesidades nutricionales.
Deberán consumir alimentos adecuados desde el punto de vista nutricional, sin el abandono de la lactancia materna hasta los 2 años de edad o más.
Es normal que el bebé amamantado necesite tomar pecho con mayor frecuencia y en muchos casos puede ser cada hora. Se cree que esto implica que el niño no esté bien alimentado y que por eso llora, por tener apetito; sin embargo, esto es normal y fisiológico. El estómago del lactante es pequeño, sobre todo durante los primeros 3 meses de vida; se satisface rápido y también vuelve rápidamente a manifestar apetito. Por eso, la madre será quien deba estar disponible para amamantar al niño a demanda.
Ventajas de la leche materna
- Es de fácil digestión, adaptada a las necesidades del niño.
- Brinda todos los nutrientes que necesita el lactante para su crecimiento, para que sea fuerte y tenga garantizado su desarrollo.
- Mejora el crecimiento cerebral, la inteligencia, al contener ácidos grasos esenciales y colesterol en cantidades adecuadas.
- Previene enfermedades como diarreas, bronquiolitis, infecciones y alergias.
- Está siempre lista y a temperatura ideal. No necesita ser hervida ni calentada.
- Posee la cantidad de agua necesaria para satisfacer la sed del niño, aun en días calurosos; por eso no es necesario dar agua ni jugos ni té ni otros líquidos.
- Fortalece y favorece la relación de afecto con la madre. Esto ayudará al desarrollo de niños más seguros.
- La mamá que da el pecho ahorra tiempo, dinero y trabajo. La lactancia favorece que su útero vuelva más rápido a su tamaño normal luego del nacimiento. Habrá también menos probabilidades de tener hemorragias y, por ende, de presentar anemia o carencia de hierro. Además, ayuda a prevenir ciertos tipos de cánceres (de mama y de ovarios) y a eliminar los kilos de más que se presentan después del nacimiento. Entonces, el amamantamiento tiene efectos beneficiosos no solo para el niño, sino también para la mamá.
Alternativas: ¿cómo elegirlas?
La lactancia materna es indispensable y La mayoría de las madres pueden amamantar a sus hijos, del mismo modo que la mayoría de los lactantes pueden ser amamantados.
Solo en circunstancias excepcionales puede considerarse la elección de otro alimento como complemento de la leche materna o su reemplazo:
- Leche materna extraída de la propia madre del lactante.
- En aquellos casos en que se ha indicado la suspensión del amamantamiento o de un banco de leche humana.
- En caso de niños prematuros o con contraindicación absoluta de la lactancia.
- O un sustituto de la leche materna es una fórmula acondicionada para esta etapa inicial, que son fórmulas adaptadas.
Todo va a depender de cada circunstancia en particular.
Fórmulas infantiles
Por sucedáneo o sustituto se entiende todo alimento comercializado o presentado como reemplazo total o parcial de la leche materna; son las llamadas fórmulas infantiles.
El mercado ofrece una variedad de fórmulas infantiles, con distinta presentación y costo.
Características
Edad de indicación
- Las fórmulas infantiles indicadas para lactantes de entre 0 y 6 meses de vida se denominan fórmulas de inicio o preparados para lactantes. También pueden denominarse con el nombre del producto y el número 1 (uno). Ejemplo: Baby’s 1.
- Las fórmulas infantiles indicadas para lactantes de 6 a 12 meses pueden denominarse fórmulas de continuación o preparados de continuación. También se suelen denominar con el nombre del producto y el número 2 (dos). Ejemplo: Baby’s 2.
Forma de presentación
- Latas de fórmulas en polvo, por 1000 g, 900 g o 400 g. Cada lata contiene en su interior un medidor para la fórmula. Es importante que se utilice el medidor de la lata adquirida.
Otras características e indicaciones
Los precios varían dependiendo de los distintos tipos de grasas y azúcares o simplemente de los agregados que se les realizan.
Se ha incorporado un importante número de ingredientes a estas preparaciones, con el objetivo de imitar a la leche materna, como ser nucleótidos, ácidos grasos de cadena larga, taurina, prebióticos, entre otros.
Las fórmulas infantiles deben ser indicadas y supervisadas por el nutricionista o médico pediatra, quien va a recomendar su utilización en forma total o complementaria, lo que va a depender de las características y requerimientos del niño.
Ya lo dije: la leche materna es irreemplazable. Está libre de contaminantes, está lista para ser consumida por los lactantes. En cambio, las fórmulas infantiles, fundamentalmente las que vienen en polvo, pueden contaminarse fácilmente; por eso es importante la higiene y la adecuada preparación de los biberones.
Leche vacuna
Otra opción es la leche de vaca. Esta sería adecuada para aquellas situaciones socioeconómicas adversas o situaciones de emergencia (catástrofes), en que no pueden ser utilizadas las fórmulas infantiles.
La leche vacuna debe adaptarse y diluirse para mejorar su absorción y disminuir el exceso de ciertos nutrientes que pueden perjudicar al niño, pero prevalecen las deficiencias, que son imposibles de mejorar, como las relativas al hierro, al zinc y a ciertas vitaminas.
Dilución de la leche
- Niños de 0 a 6 meses de edad.
- Leche de vaca entera, fluida o en polvo: al medio (es decir, 50% de leche, 50% de agua), con un 5% de azúcar y un 2% de aceite.
- Leche de vaca entera, fluida o en polvo: al medio (es decir, 50% de leche, 50% de agua), con un 7% de azúcar.
- Niños de 6 a 12 meses de edad. Leche de vaca entera, fluida o en polvo: a los dos tercios (es decir, 67% de leche y 33% de agua), con un 5% de azúcar.
- Niños mayores de 1 año. Leche de vaca entera fortificada sin diluir.
¿Por qué se debe diluir la leche de vaca?
La dilución es necesaria para disminuir el exceso de proteínas, sodio, potasio, fósforo y grasas de difícil digestión, ya que dificultan la absorción y contribuyen a recargar el trabajo del riñón del niño.
Al diluir la leche, el valor calórico se reduce y por eso es necesario el agregado de azúcar y aceite, para revertir esta situación.
Con el agregado de aceite, se adicionan ácidos grasos esenciales para el crecimiento y desarrollo del niño.
Desventajas del consumo de leche de vaca en menores de un año
- Bajo aprovechamiento del hierro. Por ello será necesario recurrir a las leches enriquecidas con este mineral.
- Alergias o intolerancia a la proteína de la leche de vaca. En estos casos, se sugiere recurrir por las fórmulas especiales hidrolizadas, o bien a base de soja.
- Diarrea por contaminación de la preparación.
- Sobrecarga del riñón. Algunas sustancias que están presentes en la leche, como sodio, cloro, proteínas, potasio, etc., por la no dilución correcta de aquella, deben metabolizarse y llegan al riñón para ser eliminadas; un exceso en la cantidad de estas sustancias o la baja disponibilidad de agua para vehiculizarlas generarían una sobrecarga de trabajo renal.
Distintos tipos de leche
Para que la leche esté libre de gérmenes patógenos, es necesaria una serie de procesos de pasteurización.
Hoy en día existen distintos tratamientos térmicos: leche pasteurizada, ultrapasteurizada y leche “larga vida” (leche esterilizada —UAT—).
Período de transición (destete): período de alimentación complementaria durante el primer año de vida
En este período se comienza a dar alimentación sólida junto con la lactancia materna, sin desplazar esta.
A partir de los 6 meses, la leche, como alimento único, no proporciona la energía y los nutrientes que ahora precisa el lactante, y además, como sus funciones digestivas han madurado, se deben incluir nuevos alimentos en su alimentación, siguiendo unas normas regladas. Esta es la etapa en que los niños encuentran la maduración digestiva para poder absorber lo que comen, y también una maduración renal y neurológica (desarrollo de habilidades) para ir incorporando los diferentes alimentos.
No está justificado introducir nuevos alimentos antes de los 4 meses, aunque tampoco es aconsejable hacerlo más allá de los 6, porque la falta de diversificación es motivo frecuente de pérdida de apetito, a la vez que se desaprovecha una época muy válida para la educación del gusto y el conocimiento de los alimentos básicos que permitirán al bebé adaptarse a una alimentación equilibrada, variada y suficiente.
Se ha de ir sustituyendo, de una en una, las ingestas de leche que recibe el lactante por los distintos componentes de la alimentación complementaria (papilla de cereales, fruta, puré de verdura, etc.), de forma paulatina, con intervalo suficiente para que el niño vaya aceptando los nuevos alimentos, probando su tolerancia antes de introducir uno nuevo y dándole tiempo a la adaptación de su organismo. En este período es muy importante permitir que la cantidad de alimento varíe de un día a otro y de una semana a otra, según el apetito.
Dependerá de la correcta alimentación el adecuado crecimiento y desarrollo del niño.
La OMS considera adecuada la alimentación con alimentos semisólidos a partir de los 6 meses de vida. El rango óptimo se encuentra habitualmente entre los 6 y 24 meses de vida, continuando la lactancia materna hasta los 2 años o más.
Es importante detectar en el niño las señales que indican que está apto para probar alimentos con consistencia blanda o semisólida.
Alrededor de los 6 meses, se podrá verificar que el niño puede:
- Mantenerse un tiempo sentado con ayuda.
- Pasar un objeto de una mano a la otra.
- Llevarse objetos a la boca (juguetes, por ejemplo) y chuparlos.
Los profesionales del área de la salud deberán ir viendo el momento en el cual se podrán ir incorporando los alimentos.
Antes de los 6 meses de vida, los niños no están preparados para recibir alimentación complementaria ni la necesitan y, si la reciben, puede ser perjudicial para su salud.
Un lactante no puede ingerir cualquier tipo de alimento. Esto va a depender de su capacidad digestiva, de masticación y de eliminación. En principio, se trata de darle comidas que sean preparadas en el hogar.
Es importante que los niños puedan comer con sus padres y aprender de ellos. De ahí la importancia de la correcta alimentación de estos, para transferirles a aquéllos buenos hábitos alimentarios. El momento de la comida será una manera de ir construyendo vínculos saludables y de enseñanza.
La leche materna es el mejor alimento que el niño pueda recibir y la madre deberá conocer la capacidad gástrica y el funcionamiento de su organismo.
El volumen que el niño puede tolerar va a depender del crecimiento de su estómago, y se incrementará a medida que crezca su tamaño.
Una regla práctica: multiplicar el peso del lactante por el número 30 para calcular lo que se le va a administrar en cada comida:
Cantidad total de alimento por comida (g o cm3) = 30 x peso del niño (kg).
Por ejemplo, si el niño pesa 5 kg, el máximo volumen que podrá consumir por ingesta será de 150 g o cm3 (30 x 5 = 150), incluyendo la bebida, la comida y el postre. Este es el total por cada comida.
Progresión y preparaciones de alimentos
La alimentación complementaria después de los 6 meses deberá ser gradual, de acuerdo con la capacidad gástrica del niño, observando sus tolerancias y enseñándole progresivamente a alimentarse de manera adecuada.
- Conviene incorporar un alimento por vez, para poder detectar procesos alérgicos o intolerancias gastrointestinales. Por el contrario, si se consumen varios alimentos a la vez, no se podrá identificar la no tolerancia de alguno de ellos.
- Las primeras semanas de la complementación alimentaria tienen como objetivo la educación alimentaria más que lo nutricional. La finalidad es acostumbrar al bebé a consumir algo distinto a la leche, de consistencia semisólida, con el uso de preparaciones de consistencia semisólida, con un nuevo proceso de aprendizaje para el niño y su familia. Por eso mismo se recomienda darle de comer en un momento en el cual se disponga de tiempo y encarar la “tarea” con paciencia.
- Es común que el niño rechace inicialmente lo que aún no ha probado y suponga que no le gusta lo que su madre le da. El bebé tiene un reflejo de protrusión (movimiento involuntario de la lengua hacia fuera de la boca, por el que se escupe el alimento ofrecido) que puede durar un tiempo.
Puede, además, presentar neofobia, que es el rechazo hacia todo lo nuevo. No es algo patológico, sino que pertenece al aprendizaje que la madre y los educadores deben establecer.
La solución a esta situación habitual es insistir con los alimentos nuevos hasta que se vaya familiarizando.
Los estudios afirman que los adultos deben ofrecer a los niños por lo menos entre 10 y 15 veces el alimento rechazado, modificando las formas de preparación para su posterior aceptación, variando también los colores.
Se ha comprobado que, no ofreciéndosele otras posibilidades, el niño terminará aceptando la comida. Esto será indispensable para que no se caiga en la monotonía y se cubran los principios nutritivos.
Aproximadamente a los 6 meses, los bebés están capacitados para consumir alimentos con consistencias semisólidas, papilla y puré. A medida que crecen, se debe cambiar esa consistencia, adaptándola a sus capacidades.
Al 8.° mes, la mayoría de los niños pueden comenzar a consumir alimentos que puedan tomar con sus manos, cortados en bastoncitos.
El momento justo para ir incorporando los alimentos más sólidos es antes de los 10 meses de edad. Luego de esa etapa es más dificultoso y se pueden generar algunas complicaciones en la alimentación futura, por ejemplo, que el niño se niegue a masticar trozos de carne cuando sea mayor.
El niño, cuando llega al año, puede recibir alimentos de la misma consistencia que el resto de la familia.
Siempre hay que controlarlo mientras come, con el propósito que no se ahogue con la comida.
Importancia de la adecuada alimentación complementaria
Numerosos estudios demostraron que durante la infancia se pueden encontrar antecedentes de muchas enfermedades de los adultos. Por eso es necesario revisar conductas para evitar enfermedades futuras. Un ejemplo es cuando se incorpora leche de vaca sin diluir en los menores de un año; esto se asocia con el desarrollo de diabetes.
Es necesario que los padres y educadores creen en los bebés buenos hábitos alimentarios, para que se vayan acostumbrando a cubrir los principios nutritivos y evitar enfermedades por carencias alimentarias. Esta etapa es esencial ya que se van afianzando las preferencias o repulsiones.
Una correcta alimentación durante la infancia y en la niñez, entonces, implica que se cubran las ingestas recomendadas de los principios nutritivos, por ejemplo, el calcio, que así se depositará en los huesos en cantidad suficiente para evitar la osteoporosis en la adultez.
La Academia Americana de Pediatría sugiere que los bebés que tengan antecedentes de alergias alimentarias en familiares directos eviten ciertos alimentos durante los primeros años de vida para no desarrollar la enfermedad. Esto tiene por fin evitar complicaciones futuras.
Recuerda:
Cantidad total de alimento por comida (g o cm3) = 30 x peso del niño (kg).
Este es un cálculo teórico y no algo que deba ser seguido estrictamente; sirve como guía, sobre todo para los padres primerizos.
La leche materna —o fórmula en biberón— seguirá siendo el aporte principal de calorías y nutrientes para el bebé; por eso mismo los nuevos alimentos incorporados se denominan alimentos complementarios, ya que complementan la alimentación láctea, pero no la reemplazan.
Se deben tener presentes las pautas de higiene, conservación y manejo de los alimentos, para evitar intoxicaciones alimentarias, que pueden llegar a ser muy graves.
Consistencia de los alimentos
- Primeros meses. A través del puré consumido por el bebé, este podrá contar con los nutrientes. Inicialmente será solo de un alimento (cereal infantil fortificado). Luego se irán agregando alimentos de uno por vez, hasta armar lo que se llama comida de buena calidad nutricional, combinando varios alimentos que el bebé ya conoce.
- A los 6 meses. Se incorporan alimentos semisólidos en forma de puré procesados (papilla).
- De los 7 a los 8 meses. Se incorporan alimentos semisólidos desmenuzados o pisados a mano.
- De los 8 a los 9 meses. Se incorporan alimentos que el niño pueda comer con las manos.
- De los 9 a los 10 meses. Se incorporan alimentos grumosos o cortados, servidos en el plato.
- Desde el año. La alimentación del niño está adaptada a la familia; se presta atención a la educación alimentaria, para evitar enfermedades por el mal manejo de alimentos.
Número de comida
- A los 6 meses. Darle al niño una sola comida en el día y no suplantar el pecho materno o biberón.
Como el niño estará aprendiendo, puede ser que consuma 2 o 3 cucharadas durante la primera semana. Cuando el volumen llegue a ser mayor, se podrá reemplazar la toma de leche y de ahí en más aumentar a dos comidas diarias.
La OMS recomienda que se dé alimentación a los lactantes respetando los signos de hambre y saciedad. Además, que la alimentación se realice de manera lenta, teniendo paciencia, estimulando a los niños a comer sin forzarlos.
Hay que variar los platos de comidas para que los niños no las rechacen y puedan experimentar con diversas combinaciones, sabores, texturas y métodos para animarlos a comer. Se debe tratar de que el niño se concentre durante las comidas.
- Séptimo mes. En esta etapa es indispensable que se disponga de tiempo para ir implementando la educación alimentaria.
Los alimentos están ordenados en función de la digestibilidad, las capacidades del bebé, la complejidad en la estructura de los alimentos y la facilidad de la incorporación. A medida que el niño prueba y tolera bien un alimento, ese se podrá mezclar con otros alimentos nuevos (progresión alimentaria).
La regla general para saber si un alimento es tolerado es que, en el lapso de 24 horas, no provocara vómitos, diarrea, urticaria.
Es probable que durante la alimentación complementaria el niño experimente molestias gastrointestinales, ocasionadas por la fermentación y gases, con malestar y llanto frecuente. Esto no se considera una intolerancia, sino un proceso normal de adaptación del intestino del bebé a los nuevos alimentos ingeridos. Entonces, no suspendas un alimento por la producción de gases que pueda tener tu bebé. Trata de darle tiempo al aparato digestivo para que se adapte y vuelve a ofrecérselo en un lapso de 2 a 3 días.
Esquema alimentario
Vale la pena reiterarlo: incorpora los alimentos de a uno por vez. Comienza con cantidades pequeñas. Durante los primeros meses, los alimentos deben ser blandos, como la papilla, y, en cuanto a la temperatura, estar tibios.
Del cuarto al sexto mes
- Vegetales: calabaza, zapallo y zanahoria.
- Formas de preparación: en papilla, con las fórmulas infantiles.
- Frutas: naranja, manzana, pera.
Se deben emplear frutas variadas, para educar el gusto, y es preferible evitar las más alergénicas, como la frutilla.
La naranja se da en forma de jugos colados diluidos; luego, alcanzado el sexto mes, colados sin diluir.
La manzana puede rallarse, pisarse, procesarse o cocinarse por hervido o al horno, sin el agregado de azúcar.
Suelen introducirse después de conseguida la aceptación de los cereales, aunque puede hacerse al revés, primero la fruta y después los cereales. No deben endulzarse con azúcar.
Esto permitirá un importante aporte vitamínico, nunca sustituyendo a una toma de leche, sino complementándola.
- Formas de preparación: en forma de papilla; no deben endulzarse con azúcar de los cereales.
- Aceite: de maíz, soja, girasol, oliva y uva
- Formas de preparación: para condimentar, sin fritar.
Séptimo mes
Como ya dije, hay que ir agregando de un alimento por vez para comprobar, en casos de intolerancias alimentarias, cuál es alimento que trae el inconveniente.
Al sexto mes, se comienza con una comida diaria, de poquita cantidad.
Al séptimo mes, se comienza a dar dos comidas al día. Hay que revisar las temperaturas de las comidas y líquidos antes de ofrecerlos al bebé.
Alimentos sugeridos y formas de preparación
Además de los alimentos sugeridos para el período comprendido entre el cuarto y el sexto mes, se pueden incorporar los siguientes.
- Cereales y derivados. Ayudan a obtener el aporte energético. Son fuente de proteínas, minerales, vitaminas (tiamina especialmente), ácidos grasos esenciales e hidratos de carbono de absorción lenta, por lo que permiten que las tomas sean más espaciadas. No obstante, al tratarse de alimentos energéticos, existe riesgo de sobrealimentación si se abusa su consumo.
En el sexto mes se permiten arroz y harina de maíz (polenta), almidón de maíz, harina de arroz. No se incluyen trigo, avena, centeno y cebada, que contienen gluten, para evitar sensibilizaciones e intolerancias a las proteínas (gliadinas) presentes en él.
Las galletas que tienen gluten se pueden incluir a partir del séptimo mes.
- Formas de preparación. Para preparar las papillas debe utilizarse la leche habitual (leche materna o fórmulas infantiles —o, en última instancia, leche de vaca diluida al 50%) y añadir el cereal necesario, manteniendo así el aporte mínimo de 500 cm3 de leche diarios. Son menos recomendables los preparados que contienen de origen cereales y leche y se preparan con agua, ya que es más difícil calcular la cantidad de leche usada.
- Cereales infantiles fortificados. De maíz, tres cereales, arroz y tapioca.
- Formas de preparación. Se los prepara con fórmulas infantiles, más 1 cucharada de las de té de aceite, dándoles consistencia de papilla.
- Yogur entero. De vainilla o natural.
- Indicaciones. Se los puede emplear como postre o colación. Hay que etilizar los envases más pequeños (130 g).
- Quesos. Untables y ricota (enteros).
- Formas de preparación. Se pueden utilizar para agregar a los purés mixtos (1 o 2 cucharadas de las de postre) y a las frutas.
- Crema de leche.
- Formas de preparación. Se la puede emplear para dar viscosidad a purés de todo tipo, en reemplazo del aceite.
- Huevo. Entero (yema y clara) de gallina. Si en la familia hay antecedentes de alergia, se deberá esperar a que el niño cumpla dos años para incorporarlo. Nunca lo consumirá crudo.
- Formas de preparación. Bien cocido, duro, para enriquecer los purés, picado o pisado.
- Vegetales. Agregar en esta etapa zanahoria, fresca y cocida en el momento en que se va a consumir.
Formas de preparación. En puré; se le puede añadir una cuchara de postre de aceite de oliva, pero nunca sal. La zanahoria debe cocinarse con poca agua; se aprovechará el caldo de cocción, en el que quedan disueltas, en parte, las sales minerales.
No administrarle al niño zanahoria si esta fue cocida en días previos y almacenada luego en la heladera.
- Vegetales feculentos. Papa, batata y mandioca.
- Formas de preparación. En papilla, mezclados con otros vegetales, con el agregado de fórmulas lácteas infantiles y aceite. Hay que controlar que no le provoquen gases al bebé; en tal caso, se los suspenderá para más adelante.
- Frutas. Manzana (roja y verde), durazno, damasco, pera y banana. Siempre se tratará de frutas naturales, no enlatadas.
- Formas de preparación. Hervidas, pisadas, mezcladas con otros alimentos (como yogur, queso). Tratar de que sean de estación y estén bien maduras. Siempre hay que pelarlas. La banana, bien madura y sin hilos.
- Carnes. Blancas magras (pollo sin piel); rojas magras (bola de lomo, cuadrada, cuadril, lomo, nalga, peceto, etc.). Aportan proteínas de alto valor biológico, lípidos, hierro, zinc y ciertas vitaminas. Las vísceras (hígado, sesos, etc.) no tienen ventajas sobre la carne magra y aportan exceso de colesterol y grasa saturada.
- Formas de preparación. Bien cocidas, picadas o procesadas para dar consistencia semisólida, y mezcladas con vegetales como papa, calabaza, mandioca, o con cereales, en papillas y con el agregado de aceite.
Nunca se le da carne al niño antes de los seis meses. Se deben preferir las carnes menos grasas, empezando por el pollo sin piel, y en una cantidad de 10-15 g por día, que se aumenta 10-15 g por mes hasta un máximo de 40 a 50 g, mezclada con las verduras.
Posteriormente se introducen la ternera y el cordero.
- Aceite. Los mismos que para los anteriores meses.
- Formas de preparación. Sin fritura, solo para condimentar. Se agrega 1 cucharadita de las de té por comida en los purés.
- Agua. Mientras el lactante recibe solo leche materna o fórmula adaptada, no suele requerir líquidos adicionales, salvo en situaciones extremas de calor o pérdidas aumentadas (fiebre, diarrea). Una vez que al niño se le da la alimentación complementaria, es importante ofrecerle agua como única bebida; su bajo contenido en sodio evita posibles deshidrataciones y sobrecarga renal.
Ejemplo de menú semanal
Todos los días:
- Condimentar con 1 cucharadita de las de té de aceite.
- Agua baja en sodio.
1.er día: Polenta con preparado de fórmula infantil.
Puré de manzana (pelada y hervida).
2.° día: Cereal infantil fortificado de arroz preparado con fórmula infantil.
Manzana rallada.
3.er día: Puré de calabaza.
Puré de banana.
4.° día: Puré mixto de papa y calabaza.
Licuado de manzana y pera.
5.° día: Semisólido procesado de pollo hervido y calabaza.
Pera rallada.
6.° día: Semisólido procesado de carne picada y zanahoria cocida.
Licuado de manzana y banana.
7.° día: Cereal infantil fortificado con pollo procesado.
Puré de manzanas.
Requerimiento de alimento por día para el sexto y el séptimo mes según la FAO-OMS |
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Energía (leche más alimentos complementarios) | 600-650 kcal/día |
Energía (alimentos complementarios solamente, sin la leche): | 200 kcal/comida |
Volumen aproximado de alimento | 130-180 g/comida |
Consistencia | Alimentos semisólidos: purés |
Número de comidas | 1-2 |
Fuente: Adaptado de OMS, Principios de alimentación complementaria para niños amamantados y no amamantados. |
Del octavo al noveno mes
La alimentación ya empieza a ser más variada y ya se pueden incluir, además de los alimentos sugeridos hasta el séptimo mes, los siguientes:
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- Cereales.Sémola de trigo, harina de avena, harina de trigo, harina de cebada, harina de centeno.
- Formas de preparación. En papilla, con fórmulas infantiles.
- Quesos.Tipo postre (con mayor maduración), como los frescos, cremosos.
- Formas de preparación. Solos o en las preparaciones. Hay que cortarlos en bastones para que el bebé pueda tomarlos con sus dedos y comerlos de a poco.
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- Vegetales. En esta etapa, agregar zapallitos (sin cáscara y sin semillas), hojas de acelga o espinaca (bien cocidas), remolacha (bien cocida y rallada), berenjenas (peladas y cocidas), chauchas (sin hilos y sin porotos).
- Formas de preparación. En puré; se puede añadir una cuchara de postre de aceite de oliva, pero nunca sal. Debe cocinarse con poca agua; se aprovechará el caldo de cocción, en el que quedan disueltas, en parte, las sales minerales. No se le administrarán al niño verduras cocinadas en días previos y almacenadas en la heladera. Se han dado casos, en niños pequeños que han consumido vegetales recalentados, en los que la piel se vuelve azulada, debido a que se ve afectado el transporte de oxígeno; un cuadro aparatoso, pero que no reviste gravedad, con el tratamiento adecuado. También hay riesgo de que se produzca esta situación si se conservan las verduras cocidas en la nevera más de 48 horas.
Las verduras de hoja, frescas y cocidas en el momento en que se van a consumir; es mejor cocinarlas al vapor o hervirlas. Se retirarán pencas, semillas (zapallitos), tallos.
Al comienzo, se recomienda evitar las verduras flatulentas (col, coliflor, nabo) o muy aromáticas (ajo, espárragos).
Las verduras se pueden mezclar con otros alimentos, condimentadas con manteca, aceite, quesos.
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- Frutas. Pulpa de naranja y mandarina; uvas (sin piel y sin semillas); jugos exprimidos diluidos de naranja, pomelo, mandarina; pelones (maduros, frescos y pelados); gajos de cítricos sin semillas (hay que poner cuidado en quitarles bien todos los hollejos blancos).
- Formas de preparación. Según la fruta, colar la pulpa y diluir con agua el jugo colado al 50%; o perlar, quitando piel y semillas.
- Fideos. Tipo cabellos de ángeles o soperos finos (municiones, letras, estrellitas).
- Formas de preparación. Bien cocidos, para evitar que el niño se atragante.
- Carnes rojas. En esta etapa, agregar hígado (no más de 2 veces por semana).
- Formas de preparación. Bien cocido, a la plancha o hervido. Se puede mezclar con vegetales y cereales.
- Carnes blancas. En esta etapa, agregar pescados sin espinas. Debido a la capacidad del pescado de provocar alergia, esta incorporación nunca debe hacerse antes de los nueve meses, y si el bebé tiene antecedentes familiares de alergia alimentaria, incluso hasta pasados los tres años de vida. A partir de esta edad, el pescado puede sustituir alguna ración de carne. Es conveniente empezar por pescados blancos.
- Pan y galletitas. Pan blanco, tipo lácteo o francés, sin costra; no integrales. Bizcochos para masajear las encías en estos meses en que aparece la dentición (no galletitas dulces); galletitas de agua sin salvado (no integrales), galletitas simples de vainilla o de leche.
- Legumbres. Harina de garbanzos, puré colado de lentejas, harina de soja.
- Formas de preparación. Se prefieren las harinas por su bajo contenido en fibra. Si se utilizan las legumbres, deben pisarse y colarse para retirar las pieles y evitar que los niños se atraganten.
Azúcares refinados, miel y otros dulces
No es recomendable el consumo de azúcar, pues la alimentación del bebé tiene un aporte adecuado de hidratos de carbono. Es muy importante no nutrir a los lactantes con miel ni jarabe de maíz, debido a que estos alimentos se han identificado como las únicas fuentes dietéticas de las esporas del Clostridium botulinum (causantes del botulismo) y a esta edad los niños no tienen la inmunidad para resistir su desarrollo.
Recomendaciones: resumen
- Controlas las temperaturas de las preparaciones.
- Evitar calentar los alimentos o la leche en el microondas, ya que este calienta de manera despareja; por lo tanto, no da la temperatura adecuada para evitar quemaduras en los niños.
- Ofrecer alimentos de a uno por vez; insistir hasta que el niño acepte.
- Comenzar paulatinamente a aumentar la consistencia de los platos de comidas, pisando y no procesando.
- Cerca del octavo mes, ofrecer bastones de alimentos como peras, bananas, galletitas, carnes, quesos, etc., para que el niño comience a aprender a comer por su propia cuenta.
- Estar atento mientras come el niño, para evitar que se atragante.
- Variar cada vez más la alimentación; de esa manera se proveerá al niño de la mayor cantidad de principios nutritivos.
- En la medida en que vaya tolerando los alimentos y pidiendo más alimento sólido, agregar otras comidas, como ser desayuno, merienda o cena.
- No agregar ni sal ni azúcar a las comidas.
- Evitar caldos comerciales concentrados, en cubitos o polvo.
- Evitar frituras y chocolates hasta el año de vida o mucho más si el niño no lo pide.
- Evitar alimentos esféricos, duros y pequeños que puedan hacer que el bebé se atragante.
- No dar miel de abejas ni jarabe de maíz al bebé: pueden ser vehículo de toxinas del botulismo que enferman gravemente a los niños.
- No utilizar los alimentos como premio o castigo.
- No forzar al niño para que coma, sino tener paciencia hasta llegar a que incluya el alimento que hasta ese momento no quiso.
- Respetar los tiempos de cambios de los niños.
Requerimiento de alimento por día para el período entre el séptimo y el noveno mes según la FAO-OMS |
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Energía (alimentos complementarios solamente, sin la leche) | 200-300 kcal/comida |
Volumen aproximado de alimento | Meses 7-8: 140-190 g/comidaMeses 8-9: 200-280 g/comida |
Consistencia | Alimentos desmenuzados, pisados |
Número de comidas | 2-3 |
Fuente: Adaptado de OMS, Principios de alimentación complementaria para niños amamantados y no amamantados. |
Del décimo al duodécimo mes
En esta etapa el niño come prácticamente todo.
- Leche, yogur.
- Formas de preparación. Continuar con leche materna o leche de fórmula o leche de vaca fortificada diluida (2 partes de leche y 1 de agua).
Licuados de leche y fruta, yogures con trocitos de banana o manzana rallada, yogures con cereales fortificados.
- Quesos. Tipo postre y semiblandos; duros, como el de rallar, para condimentar.
- Carnes. De vaca, pollo, pescado; en cortes pequeños. 1 porción diaria del tamaño de la palma de la mano.
- Formas de preparación. Bien cocidas, mezcladas con otros alimentos.
- Frutas. Frutas frescas en pequeños trozos. Todas las anteriores, más: frutillas, melón, sandía, mandarinas (sin hollejos blancos), uvas (sin piel ni semillas).
- Formas de preparación. Bien lavadas. Trozadas, en jugos o licuados. Manzana (verde o roja), rallada en hebras más gruesas.
- Vegetales. Agregar: brócoli, coliflor, espárragos (puntas), tomate (sin piel y sin semillas), zucchinis, alcaucil (corazón), arvejas frescas (pisadas), palmitos, choclo (rallado).
- Formas de preparación. Se pueden incorporar vegetales crudos sin semillas, o cocidos hervidos, en budines, soufflés, rellenos o para rellenar, en salsas, en ensaladas y en purés.
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- Cereales y derivados y legumbres. Se incorporan: arroz común (bien hidratado y cocido), fideos vermicelli, daditos; pastas más elaboradas, como ñoquis caseros, guisos de fideos, canelones caseros. En cuanto a los panificados: pan lacteado, de Viena; galletitas de agua, dulces sin relleno, vainillas, bay biscuits. Copos de cereales fortificados en leche.
- Formas de preparación. En guisos, budines, soufflés, solos, condimentados con quesos, aceite salsas sin fritar.
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- Aceites y grasas. Los mismos aceites sugeridos en los meses anteriores. Sin frituras.
- Bebidas. Agua corriente potable, agua mineral baja en sodio, jugos de fruta caseros.
Recomendaciones
- Variar las preparaciones. Se sugiere la incorporación de alimentos que el niño no haya incluido.
- Incluir quesos, yogures y leches enteros; su aporte de grasas es necesario para el desarrollo cerebral.
- Incluir diariamente de 2 a 3 porciones de vegetales y frutas, entre ellas una cítrica o un kiwi, por el aporte de vitamina C. Esta es indispensable para que el hierro proveniente de los alimentos, especialmente las carnes rojas y vísceras, se absorba más.
- Combinar vegetales y cereales en una misma preparación, no licuados (budines, soufflés, revueltos, pasteles, etc.).
- Combinar preparaciones de carnes con vegetales y cereales, con salsas sin fritar, como filetto, boloñesa, blanca, rosa.
- Usar el aceite para condimentar la comida ya preparada, sin fritar.
- Aún en esta etapa, evitar el agregado de sal y azúcar a las preparaciones.
- Controlar la temperatura de las preparaciones.
- Estimular la ingesta de agua después de las comidas.
- Si el niño es activo, tratar de aumentar el volumen de las comidas.
- Evitar:
- Alimentos esféricos que por su consistencia firme puedan producir obstrucciones en las vías respiratorias: maníes, nueces y otras frutas secas, semillas de girasol, salchichas, trozos de carne, caramelos duros, uvas enteras, gajos de mandarina, pochoclo (palomitas de maíz), zanahoria cruda en trozos, trozos de queso de tamaño grande.
- Azúcar (no es recomendable).
- Miel (antes del año de edad).
- Gaseosas, jugos artificiales. Desplazan el consumo de la leche, quitan el apetito, tienen elevada cantidad de azúcar, colorantes y ciertos edulcorantes.
- Infusiones. Té, café y tisanas no son recomendados, debido a que interfieren en la absorción de micronutrientes y además poseen un muy bajo valor nutricional.
Requerimiento de alimento por día para el período entre el séptimo y el noveno mes según la FAO-OMS |
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Energía (leche más alimentos complementarios): | 700-775 kcal/ día |
Energía proveniente de los alimentos (sin la leche) | 300-550 kcal/comida |
Volumen aproximado de alimento | 206-281 g/comida |
Consistencia | Alimentos grumosos, sólidos |
Número de comidas | 3-4 |
Fuente: Adaptado de OMS, Principios de alimentación complementaria para niños amamantados y no amamantados. |
Ritmo de crecimiento y desarrollo
Algunos parámetros antropométricos orientan y sirven para comprender por qué las necesidades nutritivas en esta etapa son proporcionalmente tan superiores a las de la persona adulta.
- Peso: Durante el primer año de vida se triplica el peso del nacimiento.
- Talla: Pasa de 45-50 cm al nacimiento a 75-80 cm al año de vida, mientras que el segundo año sólo aumenta unos 20-25 cm, y después 7-10 cm por año.
- Cerebro: Los primeros cuatro meses su volumen aumenta a razón de 2 g al día.
- Dentición: Normalmente comienza sobre los 6-8 meses. Si la salida de los dientes se retrasa y no se observan problemas de crecimiento óseo, puede tratarse de una característica genética familiar.
Tabla comparativa: Edad de introducción de los distintos alimentos en la alimentación del lactante |
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Meses |
1 |
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3 |
4 |
5 |
6 |
7 |
8 |
9 |
10 |
11 |
12 |
Leche materna |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
Leche de inicio |
X |
X |
X |
X |
X |
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Leche de continuación |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
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Yogur natural sin azúcar o de vainilla |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
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Quesos untables |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
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Quesos tipo fresco |
X |
X |
X |
X |
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Quesos tipo de rallar (para condimentar) |
X |
X |
X |
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Huevo entero |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
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Carnes |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
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Pescado (blanco) |
X |
X |
X |
X |
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Verduras |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
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Papa, bata, mandioca |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
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Jugos de fruta |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
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Fruta en papilla |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
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Cereales inflados fortificados |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
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Cereales sin gluten |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
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Cereales con gluten |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
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Fideos |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
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Legumbres |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
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Panes (no integrales) |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
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Galletitas de agua sin salvado, no integrales |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
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Galletitas simples de vainilla o de leche |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
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Crema de leche |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
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Aceite |
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X |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
Agua de bajo tenor de sodio |
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X |
X |
X |
X |
X |
X |
X |
X En este mes es recomendable la inclusión de los alimentos.
Pasos para una buena alimentación de tu bebé en su primer año de vida: resumen
- Se utilizará la leche materna, si es posible, a demanda y en exclusiva hasta los seis meses.
- Fórmula de inicio 1, hasta el cuarto-sexto mes, si no hay leche materna.
- Fórmula de continuación 2, a partir del cuarto-sexto mes y hasta los 3 años.
- Iniciar la introducción del gluten después del sexto mes cumplido.
- Aporte de 500-900 cm3 aproximadamente de leche o sus derivados al día.
- Aporte de vitamina D.
- Introducción de alimentos: frutas (cuarto mes), pollo (quinto-sexto mes), ternera (sexto-séptimo mes), pescado (octavo mes), huevo (noveno-décimo mes).
- Los cambios de alimentación e introducción de nuevos alimentos se harán poco a poco.
- Evitar los alimentos recalentados o preparados más de 8-12 horas antes de ser consumidos por el niño.
- Tener cuidado extremo con las medidas higiénicas durante el primer año de vida; incluso conviene esterilizar tetinas, chupetes y biberones durante los primeros seis meses de vida del bebé.
Todo esto lo irás aprendiendo si vas a un nutricionista especialista en lactancia y niñez.
3° Período. Al año.
La leche de vaca
Nunca se introducirá antes del año, y cuando se incluya en la dieta deberá ser entera, por su aporte de vitaminas liposolubles y grasas, salvo que haya recomendación médica que especifique otra cosa.
Alimentación a partir del año de vida
Es conveniente, aunque no imprescindible, continuar con leche de fórmula por lo menos hasta los 18 meses, y con una leche entera posteriormente (de calidad).
Desayuno
1 vaso de leche.
Alternar cereales para el desayuno con galletas bajas en grasas, bizcochos de sémola, tostadas y cereales tipo Corn Flakes.
Rodajas de panes integrales con queso, dulces compactos (membrillo o batata).
Se puede agregar cacao en polvo, por sus propiedades de antioxidantes.
El azúcar no es un alimento y se puede evitar.
Almuerzo
Introducir en un principio arroz blanco y pasta (bastante cocidos). Se puede agregar un poco de sal, aceite (mejor de oliva), con salsa de tomate casera.
Ir añadiendo legumbres al puré de verduras y más adelante puré de legumbres (pasado por el pasapurés), hasta que el niño ya mastique y lo digiera bien (uno o dos días por semana como mínimo).
Ir separando poco a poco el primer plato del segundo; también separar las verduras, además de dar todos los alimentos más enteros.
Se pueden incluir las frituras, pero hay que saber que su consumo frecuente no es saludable.
De postre, preferentemente fruta fresca o lácteos.
Líquidos: jugos de frutas.
Merienda
1 vaso de leche o yogur, frutas, queso no muy graso, jamón cocido o serrano magro, membrillo.
Colación
Se va probando tolerancia Más adelante pequeños bocadillos (con pan de panadería, no de sándwich industrial) de atún de lata o anchoas en aceite (desalándolas previamente con agua).
Cena
Sopa de sémola, pasta menuda, tapioca o un poco de verdura o ensalada de guarnición (muy picadita al principio) y huevo (pasado por agua o en tortilla francesa) —no más de 2 huevos por semana—.
Pescado blanco, jamón cocido, alguna salsa bechamel de pescado o, más adelante probando tolerancia, en croquetas.
Cantidad muy pequeña 30 a 40 g.
No deben faltar las verduras crudas y/o cocidas (al vapor, preferentemente) y las frutas. Los jugos naturales deben ser como mínimo 2. Se recomienda consumir 5 porciones de frutas, verduras u hortalizas al día. Son fáciles de aportar: una ensalada de vegetales crudos y/o cocidos, tanto en el almuerzo como en la cena; una fruta después de cada comida; una fruta más como colación. Así llegaremos a cubrir las recomendaciones de vitaminas y minerales para lograr un equilibro en el organismo, siempre y cuando se consuman otros alimentos, como carnes, cereales integrales, lácteos y sus derivados, huevos, vegetales feculentos como papa, batata, choclo, y también las pastas.
Fuente: Díaz Marisol y Yéssica Lorenzo, Cocina en miniatura, editorial Corpus. 2012.
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