Hace un siglo si comprabas frutas, hortalizas, pescado o leche en tu tienda más cercana, lo más probable es que se hubiera producido cerca de tu casa y en los días precedentes. La globalización, la mejora de los transportes y unos sistemas de conservación y envasado más eficientes hacen posible que comamos casi de todo en cualquier época del año. Sin embargo conocer el origen de los alimentos, es decir, dónde se ha cultivado o elaborado ese alimento, nos permite tomar decisiones más sensatas y sostenibles en todo lo que concierne a nuestra dieta.
Etiquetado de origen, una obligación para todos los alimentos
Los ciudadanos tenemos derecho a saber qué comemos. Para eso necesitamos saber de dónde proceden los alimentos que añadimos a nuestra cesta de la compra y quién los ha elaborado o envasado. Esa información se encuentra de forma obligatoria en el etiquetado y en un formato regulado para que todos los fabricantes o distribuidores lo estructuren de la misma forma.
El Reglamento 1169/ 2011 sienta las bases de cuál es la información alimentaria mínima que se debe facilitar al consumidor y cómo hay que hacerlo. En sus artículos 9 y 26 se establece que es obligatorio incluir en el etiquetado el origen o lugar de procedencia de alimentos en los siguientes casos:
- Carne:
- Carne fresca, refrigerado o congelado de porcino, ovino, caprino y aves de corral
- Carne de vacuno y carne de vacuno picada
- Pescado (fresco, refrigerado, congelado, ahumado, seco, salado o en salmuera)
- Crustáceos (pelados o sin pelar, frescos, refrigerados, congelados, secos, cocidos, salados o en salmuera)
- Moluscos (frescos, refrigerados, congelados, secos, salados o en salmuera)
- Algas
- Huevos
- Miel
- Leche y productos lácteos de acuerdo con el Real Decreto 2018/1181.
- Vino
- Aceite de oliva virgen extra y aceite de oliva virgen
- Patatas
- Frutas y hortalizas frescas
- Algunas conservas:
- Espárragos blancos en conserva
- Conservas de producto tipo sardinas
- Mejillón, almeja y berberecho en conserva (solo para los productos importados).
- En productos que, por marca, imágenes o cualquier elemento, puedan hacer pensar al consumidor que su procedencia es distinta a la procedencia real del alimento. Por ejemplo, un producto elaborado en Alemania en cuyo etiquetado aparezca una bandera italiana debe indicarse que el producto ha sido producido en Alemania.
- En todos los alimentos de calidad diferenciada, es decir, los de Denominación de Origen Protegida (DOP), Indicación Geográfica Protegida (IGP) o las Especialidades Tradicionales Garantizadas (ETG).
Actualmente, existe una discusión a nivel europeo sobre la incorporación del origen en una mayor gama de alimentos, y que por ahora, queda en suspenso.
El caso excepcional de la leche
En el caso de la leche y sus derivados, el Real Decreto 1181/ 2018, viene a responder una de las grandes preguntas de los consumidores: ¿De dónde viene la leche de mi brick o de los yogures? Para que no queden dudas, la norma obliga a especificar el país de ordeño (donde está la vaca) y el país de transformación (donde se elabora el yogur o se envasa la leche). Si ambos lugares coinciden se puede simplificar con un ‘Origen de la leche’ y, a continuación, el lugar donde la leche ha sido ordeñada y transformada. De esta forma, si se ha ordeñado y envasado en España, se puede poner solo ‘Origen España’.
Si la leche procede de algún país de la UE, o se ha transformado en uno de esos países miembros, se hará constar como UE. Es decir, si la leche viene de Francia o Portugal figurará como UE. Si procede de un país ajeno a la UE, se hará constar como ‘fuera de la UE’.
Qué hay que saber acerca del origen de carnes y aves
En el caso concreto de la carne de bovino, porcino, caprino y aves, Claudia Garcia, quality food manager de ALDI, señala que “según Real Decreto 1698/2003 para la carne de vacuno y la 1169/2011 en su anexo XI es obligatorio indicar el lugar de nacimiento, cría-engorde, sacrificio y despiece en la etiqueta que acompaña al producto”.
Etiquetado en los alimentos de origen español, ¿para qué sirve?
En este caso el objetivo es consumir aquellos que han recorrido menos kilómetros hasta llegar al punto de venta y que, por tanto, generan una menor huella de carbono. Otras veces se trata de motivaciones emocionales, como querer apoyar la economía local apoyando a los productores de la región donde uno reside. Saber el origen de los productos da transparencia y proporciona información a los clientes para que puedan decidir su compra de forma más consciente.
Origen y otras informaciones que nos da la etiqueta
La norma solo obliga a indicar el país donde se ha cultivado, criado (solo obligatorio en aquellos productos donde se debe indicar el origen), pescado o fabricado un alimento. No es necesario añadir ni la ciudad concreta, ni la comarca, ni la comunidad autónoma. Ese dato, no obstante, se puede “añadir de manera facultativa”, indica Claudia Garcia. En otras palabras, la etiqueta nos puede indicar que unos tomates son de España o que, además, se han producido en Murcia, Madrid o Alicante, por citar tres ejemplos.
Sellos de identidad geográfica, ¿qué quieren decir?
Algunas zonas geográficas han logrado un nivel de especialización y calidad excelente en la elaboración de ciertos productos. Es el caso del turrón en Jijona y Alicante, los sobaos pasiegos cántabros o la sobrasada de Mallorca. Para protegerlas y valorizarlas en relación a su origen, la Unión Europea prevé tres sellos de calidad diferenciada: la Denominación de Origen Protegida (DOP), la Indicación Geográfica Protegida (IGP) y Especialidad Tradicional Garantizada (ETG).
“Estos sellos protegen un determinado producto contra toda usurpación o imitación de la denominación registrada y garantiza el verdadero origen del producto para sus consumidores”, señala Claudia Garcia. Para conseguir este sello, no basta con que se cultive, críe o elabore en una determinada comarca. Cada producto debe cumplir, además, unos estrictos requisitos. Estos pueden incluir la obligatoriedad de elaborarse de cierta manera, con unos estándares de calidad o con un porcentaje mínimo de ciertos ingredientes.
La pertenencia del producto a este régimen especial “queda reflejado en un sello que debe estar en la etiqueta, de manera obligatoria para productos agrícolas y opcional para vinos”.
Indicación Geográfica Protegida (IGP)
Indica que al menos una de las fases de producción, transformación o elaboración debe tener lugar en esa región. En el caso de los vinos implica que al menos un 85% de las uvas utilizadas deben proceder exclusivamente de la zona geográfica en la que se elabora realmente el vino.
Denominación de Origen Protegida (DOP)
En este caso, todas las etapas del proceso de producción, transformación y preparación deben tener lugar en la región específica. En los vinos significa que las uvas deben proceder exclusivamente de la zona geográfica en la que se elabora el vino.
Especialidad Tradicional Garantizada (ETG).
Estos alimentos se producen, transforman o componen según la práctica tradicional aplicable a ese alimento, o con materias primas o ingredientes utilizados tradicionalmente. Pertenecen a este grupo el jamón serrano o la leche de granja.
¿Cómo puedo saber el origen de frutas y verduras a granel?
Tanto si vamos al mercado, como si compramos en un supermercado, las frutas y verduras hay opción de comprar a granel. Todos los alimentos que se incluyen en esta categoría de productos a granel (manzanas, naranjas, batatas, papas, judías verdes…) “deben cumplir los mismos requisitos de etiquetado que los productos que se comercializan con packaging”.
En general, el etiquetado que acompaña a las frutas y hortalizas nos aporta muchísima información acerca de su origen, la variedad, el tamaño y otros datos que pueden resultarnos de interés (y es información obligatorio en la mayoría de los casos):
- El nombre, la razón social o la denominación del envasador y/o del expedidor o del vendedor (imaginemos los siguientes nombres, todo ellos ficticios: Frutas Hermanos Almanzor, Naranjas Marisa, Fresas Hermanos Dalton, Cooperativa La Niña Bonita…).
- Naturaleza del producto. Aquí debe indicarse la denominación según corresponda, es decir, el nombre de la variedad y la denominación específica de venta cuando el contenido no pueda verse (manzana Golden, tomate pera, melón piel de sapo…).
- Origen del producto. País de origen y, facultativamente, zona de producción regional o local o denominación nacional (fresón de Palos, espárragos de Marruecos, pimientos de Murcia…).
- Características comerciales. Categoría, peso neto, lote y calibre.
- Si ha sufrido algún tratamiento (es decir, los pesticidas que se han podido emplear).
- Si es de producción ecológica.
- Facultativamente se puede añadir la utilización culinaria recomendada, el color de la piel, la carne u otras circunstancias particulares de producción.
- Otros específicos del producto agrícola que se trate.
Toda esta información debe constar en un documento que acompañe a la mercancía, fijado de forma visible de sus transportes o envases. “Si en la puesta a la venta, se extrae el producto de sus cajas o packaging, los comerciantes minoristas deberán colocar las indicaciones relativas a la naturaleza, origen y características comerciales del producto en un cartel bien visible en el lugar de venta, siendo la parte de la mercancía expuesta representativa del conjunto del lote”.
Origen de frutas y hortalizas envasadas
En caso de que el producto esté envasado, toda esa información suele ir impresa en la etiqueta.
Saber leer el etiquetado de origen, ¿nos ayudará a llevar una dieta más saludable?
Los dietistas-nutricionistas insisten en la conveniencia de priorizar el producto fresco y de temporada frente al procesado. Hacer eso a lo largo de los 12 meses del año facilita una alimentación más variada, permite racionalizar la producción y reduce la huella de carbono de nuestra dieta. Por ejemplo, si las naranjas son frutas de otoño-invierno y las encontramos en verano, sabemos que proceden del Hemisferio Sur. Con los melones y sandías sucede todo lo contrario.
Para saber si es temporada de un determinado alimento podemos consultar, entre otras, en estas páginas oficiales:
- Ministerio de Agricultura, a través de Alimentos de España.
- 5 al día.
- Ministerio de Consumo en sus redes sociales (Twitter, Facebook, LinkedIn)
Ahora bien, comer de temporada o producto Km 0 no quiere decir que ese alimento tenga más vitaminas, más minerales o mejor sabor. Esas características van a depender, entre otras, del grado de maduración, de su conservación y de la variedad de que se trate. Incluso, de las características meteorológicas de ese año (si llueve mucho, como sucedió en 2023, las picotas crecen demasiado porque tienen mucha agua y muchas llegan al mercado grandes y algo blandas).
Esto podemos tomarlo como un ‘reto de sabor de temporada’: ir probando las distintas variedades de un producto, cada una con sus diferencias organolépticas, para determinar cuál nos gusta más. Así podremos presumir de llevar de verdad una dieta saludable, variada y sostenible.
Fuente: Nutriendo