La grasa corporal en exceso no solo almacena energía: actúa como un órgano inflamatorio que afecta el metabolismo y dificulta adelgazar.
¿Sabías que el tejido adiposo habla? El rol de la inflamación silenciosa en la obesidad.
Un abordaje novedoso y científicamente respaldado que no todos conocen: el tejido adiposo no solo “acumula grasa”… también produce sustancias proinflamatorias que alteran el metabolismo, el apetito y dificultan el descenso de peso. Y lo más impactante: esto sucede incluso sin comer en exceso.
Por Lic. Alicia Crocco – Nutricionista especializada en obesidad y enfermedades asociadas
¿Por qué muchas personas no bajan de peso, incluso comiendo poco?
La respuesta puede estar en un proceso invisible, sin dolor, pero que afecta profundamente al cuerpo: la inflamación crónica de bajo grado, también conocida como inflamación silenciosa.
Y hay algo más importante aún: esta inflamación no viene “de afuera”, sino desde adentro. Es producida por el tejido adiposo (la grasa corporal), especialmente cuando hay un exceso sostenido en el tiempo.
¿Qué dice la ciencia?
Distintas investigaciones en los últimos años han confirmado que el tejido adiposo no es un simple “almacén” de grasa, sino un órgano metabólicamente activo. Produce y libera una serie de moléculas llamadas citoquinas proinflamatorias, como el TNF-alfa, la interleuquina-6 (IL-6) y la proteína C reactiva (PCR), que afectan:
- El funcionamiento de la insulina
- El metabolismo de los hidratos de carbono
- La saciedad y el apetito
- La oxidación de ácidos grasos
- El estado general de salud
Uno de los estudios más citados en este campo es el de Hotamisligil GS, publicado en Nature Reviews Immunology (2017), que analiza cómo estas sustancias afectan el equilibrio hormonal y perpetúan el exceso de peso. En una revisión con más de 10.000 participantes, se demostró que el tejido adiposo visceral (el que rodea órganos internos) es especialmente activo en esta inflamación.
¿Qué síntomas puede generar esta inflamación silenciosa?
La inflamación silenciosa no siempre se manifiesta con dolor. Sin embargo, puede generar síntomas como:
- Dificultad para bajar de peso, incluso con dieta
- Fatiga constante
- Resistencia a la insulina
- Aumento del apetito por alimentos ultraprocesados
- Trastornos del sueño
- Mayor predisposición a enfermedades como diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer
¿Se puede revertir?
Sí. Pero no con dietas mágicas ni restrictivas. Lo que se necesita es intervenir sobre el entorno inflamatorio, usando herramientas nutricionales basadas en evidencia:
1. Alimentación antiinflamatoria
- Incorporar ácidos grasos omega 3 (semillas, pescados grasos, nueces)
- Aumentar el consumo de frutas y verduras de todos los colores
- Priorizar alimentos frescos, sin etiquetas
- Usar cúrcuma, jengibre, ajo y especias con acción antiinflamatoria
2. Reducción del estrés y mejora del sueño
El mal descanso y el estrés sostenido también elevan las citoquinas inflamatorias. Meditación, pausas activas, contacto con la naturaleza y buena higiene del sueño son aliados fundamentales.
3. Movimiento diario (aunque sea mínimo)
La actividad física regular (aunque sea caminar 30 minutos) ayuda a reducir la inflamación sistémica, mejorar la sensibilidad a la insulina y activar el metabolismo.
Conclusión: no es solo cuestión de “comer menos”
La obesidad es una condición compleja, y muchas veces la dificultad para bajar de peso no está relacionada únicamente con lo que se come, sino con lo que sucede dentro del cuerpo a nivel celular y hormonal.
La inflamación silenciosa es uno de los grandes enemigos invisibles del metabolismo. Pero también puede convertirse en una gran oportunidad para cambiar el enfoque, dejar atrás la culpa y comenzar un tratamiento verdaderamente personalizado.
Si querés que te acompañe en este camino, desde la ciencia, la experiencia y el respeto por tu historia, podés contactarme. Hay mucho por hacer… y se puede.
Bibliografía científica
- Inflamación mediada por el tejido adiposo y regulación metabólica (2024)
Este estudio revisa cómo la inflamación crónica del tejido adiposo, caracterizada por la infiltración de células proinflamatorias y altas concentraciones de citoquinas, contribuye a enfermedades metabólicas como la obesidad, la resistencia a la insulina y la enfermedad hepática grasa no alcohólica. Se destacan factores endógenos como la disfunción mitocondrial y el estrés del retículo endoplásmico como desencadenantes clave de esta inflamación.
- Mediadores derivados del tejido adiposo en la inflamación sistémica y el control metabólico (2024)
Esta revisión se centra en cómo las citoquinas inflamatorias producidas por el tejido adiposo hipertrofiado, como el TNF, la IL-6 y la IL-1β, tienen efectos sistémicos que afectan órganos como el hígado, el músculo esquelético y el páncreas, contribuyendo a la disfunción metabólica en la obesidad.
- Consecuencias de la inflamación crónica en el desarrollo de la obesidad (2023)
Este artículo analiza la relación entre la inflamación crónica del tejido adiposo y el desarrollo de la obesidad, destacando cómo las citoquinas proinflamatorias como la IL-6 y el TNF-α afectan la sensibilidad a la insulina y contribuyen a comorbilidades como la diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.
- Inflamación del tejido adiposo y disfunción metabólica en la obesidad (2020)
Este estudio explora cómo la inflamación crónica de bajo grado en el tejido adiposo está vinculada a enfermedades metabólicas y complicaciones en órganos, destacando la interacción entre adipocitos disfuncionales y células inmunitarias en la perpetuación de esta inflamación.
- Hotamisligil GS. “Inflammation, metaflammation and immunometabolic disorders.” Nature Reviews Immunology, 2017.
- Wellen KE, Hotamisligil GS. “Inflammation, stress, and diabetes.” J Clin Invest, 2005.
- Lumeng CN, Saltiel AR. “Inflammatory links between obesity and metabolic disease.” J Clin Invest, 2011.
- Esser N et al. “Inflammation as a link between obesity, metabolic syndrome and type 2 diabetes.” Diabetes Res Clin Pract, 2014.