Los alimentos ultraprocesados no solo están cargados de azúcares, grasas y aditivos. Están formulados para manipular los mecanismos cerebrales del placer y el control del apetito, desencadenando patrones de consumo similares a los observados en la adicción. Seguí leyendo y te vas a enterar por qué no es ansiedad, sino una respuesta provocada desde el diseño del alimento.
Introducción:
En la actualidad, millones de personas alrededor del mundo luchan con la sensación de no poder dejar de comer ciertos productos, aun sabiendo que les generan malestar físico y emocional. Durante años, esto fue atribuido exclusivamente a la ansiedad o a la falta de voluntad. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que muchos de estos productos están diseñados con una intención concreta: activar de forma desmedida los circuitos cerebrales vinculados al placer y al deseo, provocando una respuesta adictiva. Este fenómeno plantea un nuevo enfoque sobre el consumo de alimentos ultraprocesados y la obesidad, y exige una mirada crítica hacia la industria alimentaria.
Por Lic. Alicia Crocco- Nutricionista especializada en obesidad y enfermedades asociadas.
Desarrollo:
Los alimentos ultraprocesados son productos fabricados con ingredientes industriales, como harinas refinadas, aceites hidrogenados, jarabes de maíz de alta fructosa, aditivos, saborizantes y potenciadores del sabor. Su fórmula ha sido diseñada no solo para maximizar la duración en góndola, sino para garantizar que resulten irresistibles al consumidor. Esta “hiperpalatabilidad” no es casual.
Investigaciones recientes, como las de Gearhardt et al. (2023), han evidenciado que estos alimentos pueden generar una respuesta en el cerebro similar a la observada con sustancias adictivas, como el alcohol o la nicotina. Se activa el sistema de recompensa, especialmente la liberación de dopamina, lo que refuerza el deseo de seguir comiendo, incluso cuando el cuerpo ya no lo necesita.
Además, Hall et al. (2024) confirmaron en ensayos clínicos que las personas que consumen alimentos ultraprocesados tienden a ingerir más calorías que quienes siguen una alimentación basada en productos naturales o mínimamente procesados, aún cuando ambos grupos reciban las mismas indicaciones nutricionales. Esta diferencia se da no solo por el sabor, sino por la velocidad de consumo, la textura y la baja saciedad que generan.
La situación se agrava cuando estos productos se comercializan de manera masiva, accesible y constante, normalizando su ingesta desde edades tempranas. Así, el paladar y el sistema de recompensa se educan desde la infancia para preferir lo artificial y lo hipercalórico, afectando la salud metabólica a largo plazo.
Resumen:
No se trata simplemente de ansiedad. Los alimentos ultraprocesados están cuidadosamente diseñados para fomentar el consumo compulsivo. La combinación de ingredientes, texturas, sabores y aditivos tiene un efecto directo sobre el cerebro, modificando el comportamiento alimentario y promoviendo un círculo vicioso difícil de romper. Comprender este mecanismo es clave para abordar la obesidad, los trastornos alimentarios y la salud pública de forma integral.
Conclusiones:
Los avances científicos confirman que ciertos alimentos no solo alimentan, sino que manipulan. No es falta de autocontrol ni un problema emocional aislado: el diseño de los ultraprocesados tiene un rol central en la crisis de salud actual. Es urgente visibilizar esta problemática, educar desde la prevención y promover políticas públicas que regulen la composición y publicidad de estos productos. El cambio empieza por el conocimiento.
“Cuando entiendas cómo te manipulan, recuperas el poder de elegir. No es tu culpa, pero sí es tu oportunidad.”
Bibliografía:
Gearhardt, A. N., Schulte, E. M., & Potenza, M. N. (2023). Hyper-palatable foods and the development of addictive-like eating behaviors. Journal of Behavioral Addictions.
Hall, K. D., et al. (2024). Ultra-processed diets cause excess calorie intake and weight gain: An updated clinical trial. Cell Metabolism.