Muchas personas con diabetes tipo 2 creen que evitar el azúcar es suficiente. Sin embargo, existen alimentos cotidianos que, sin tener sabor dulce, elevan rápidamente la glucosa en sangre. Comprender esto puede marcar la diferencia en el control de la enfermedad.
Introducción:
En la consulta diaria con personas que viven con diabetes, es común escuchar frases como: “Yo no como azúcar” o “El dulce lo dejé hace tiempo”. Sin embargo, en sus controles glucémicos, los valores siguen altos. ¿Qué está pasando?
La respuesta está en el desconocimiento de cómo ciertos alimentos —que no parecen dañinos a simple vista— pueden tener un impacto glucémico significativo, similar o incluso mayor al del azúcar de mesa.
Por Lic. Alicia Crocco – Nutricionista especializada en obesidad y enfermedades asociadas
Desarrollo:
Cuando hablamos de alimentos que aumentan la glucosa en sangre, la mayoría de las personas piensa automáticamente en productos dulces: golosinas, tortas, azúcar, gaseosas. Pero hay otra categoría de alimentos que actúa de forma muy similar dentro del cuerpo: los hidratos de carbono refinados.
Productos como el pan blanco, las galletas de agua, el arroz pulido, las pastas tradicionales, las empanadas con masa industrial, y hasta ciertos cereales “saludables” son de alto índice glucémico. Esto significa que, al ser digeridos, se transforman rápidamente en glucosa, elevando los niveles en sangre en poco tiempo.
Este efecto es especialmente perjudicial en personas con resistencia a la insulina o diabetes tipo 2, donde el cuerpo tiene dificultades para regular la entrada de glucosa a las células. Si a esto se le suma una alimentación centrada en harinas refinadas, los picos de glucosa se vuelven constantes.
¿Qué se puede hacer?
No se trata de comer menos, sino de comer mejor. Reemplazar alimentos de alto índice glucémico por otros de absorción más lenta puede ser una estrategia efectiva para mantener estables los niveles de azúcar en sangre.
Recomendaciones prácticas:
- Incluir proteínas en cada comida (huevo, pescado, carne, legumbres).
- Priorizar verduras crudas y cocidas como base del plato.
- Utilizar grasas saludables (aceite de oliva, palta, frutos secos).
- Evitar harinas blancas, panificados industriales y snacks ultraprocesados.
- Leer las etiquetas de los productos y evitar aquellos con almidones, glucosa, jarabes y azúcares ocultos.
Reflexión:
La diabetes no se controla únicamente dejando el azúcar. Se controla comprendiendo qué alimentos alteran tu glucemia, aunque no tengan sabor dulce. La educación alimentaria debe formar parte del tratamiento integral. Saber qué comés es tan importante como los medicamentos que tomás.
Resumen:
- No solo el azúcar eleva la glucemia: los hidratos de carbono refinados también lo hacen.
- Muchos alimentos “salados” o “neutros” actúan como azúcar dentro del organismo.
- Controlar la diabetes requiere reemplazar ciertos alimentos, no solo eliminarlos.
- La combinación inteligente de proteínas, verduras y grasas buenas puede estabilizar los niveles de glucosa.
- La educación es el primer paso para el autocuidado.
“La información bien aplicada no solo cambia hábitos… cambia destinos.”
Bibliografía:
- Ludwig DS, Willett WC. “The glycemic index: Physiological mechanisms relating to obesity, diabetes, and cardiovascular disease.” JAMA. 2021.
- Jenkins DJ et al. “Glycemic index of foods: a physiological basis for carbohydrate exchange.” Am J Clin Nutr. 1981.
- Ojo O et al. “Effect of low glycemic index diet on glycemic control in type 2 diabetes: A meta-analysis of randomized controlled trials.” Nutrients. 2018.
- Reynolds A et al. “Carbohydrate quality and human health: a series of systematic reviews and meta-analyses.” The Lancet. 2019.