Deja de lado tu ansiedad por librarte cuanto antes de los kilos de más. Acepta las etapas que deban acontecer durante tu tratamiento.
Considera que si esos kilos de más te acompañan desde hace muchos años, no podrás desprenderte de ellos con facilidad. Lo harás mediante un proceso y, si deseas que los efectos sean duraderos, debes tomarte el tiempo necesario para afianzarlos y realizar un aprendizaje conveniente a fin de no retroceder en tu senda.
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Si estás dispuesto a que esta vez el éxito corone tu empeño, tienes que ser paciente y saber esperarlo con alegría, teniendo la plena seguridad de que lo lograrás si te esfuerzas por eliminar todo lo que te obstaculiza y perturba.
No pienses constantemente cuánto falta. Aprecia todos los avances que se produzcan. Estar pendiente de lo que deberías bajar te impide disfrutar de lo que consigues en cada uno de los momentos. Por lo tanto, valora los resultados a medida que los obtengas y saca de tu mente la frase: “Debo llegar rápidamente a la meta”. Es una expresión obstructiva, que te llevará a la frustración cuando compruebes que no puedes concretarla.
Recuerda que, si en lugar de efectuar un plan nutricional adaptado a ti, sigues dietas de moda carentes de los elementos necesarios para tu buena salud, lo que conseguirás será eliminar más líquido del que debieras, sumado a materia magra (tejido muscular u óseo), pero no perderás grasas.
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En cambio, si adoptas un sistema saludable, es probable que en las semanas iniciales de tu tratamiento bajes considerablemente. Luego tu descenso de peso será menor, porque tendrás menos kilos que perder, y eso será indicio de que el plan de adelgazamiento está funcionando. Cada semana podrás comprobar cambios. Durante algún tiempo vas a continuar eliminando líquidos y, por fin, lo tan deseado: grasas.
Esto es así porque, en respuesta al cambio de alimentación y a la reducción de las calorías diarias, el organismo utiliza especialmente las reservas de glucógeno del hígado y del músculo. El glucógeno está ligado a la cantidad de agua más que a la de grasas. Cuando las reservas de glucógeno decrecen, también disminuye el descenso de peso, que está dado por la diferencia entre el gasto y la ingesta energética. Después de eliminar mucha agua y algo de grasa, comienza la etapa de eliminación de grasas y el descenso se hace más lento.
Por lo tanto, te reitero que no minimices los resultados. Acepta que, si deseas adelgazar y mantenerte delgado, debes ser paciente y esperar el tiempo necesario. La grasa es difícil de eliminar; no restes importancia al hecho de bajar sólo 200 g en una semana. Piensa en un pan de manteca de 200 g distribuido por tu cuerpo, en su tamaño y en lo que significa para ti ese tejido graso del que te estás desprendiendo.
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No te desanimes. Seguramente notarás cambios en tus medidas, apreciarás que la ropa te queda mejor y verás que la admiración de las personas aumenta favorablemente. Tendrás que aprender a manejar la frustración cuando la balanza te indique que en una semana bajaste gramos y no kilos.
Puede suceder que en algunas situaciones no bajes de peso y en etapas posteriores bajes más de lo que deberías. Eso se justifica, pero no tomes como meta una exigencia que te llevará a perder la motivación necesaria para seguir adelante.
El descenso adecuado es aquel que permite que tu cutis mejore, que no estés demacrado. Muchas dietas estrictas traen como consecuencia un desmejoramiento en el aspecto, junto con la pérdida de kilos. No caigas en esas situaciones. Cuídate, piensa en el progreso que vas a obtener con el tiempo si te dedicas, si piensas positivamente, si no dejas que el apresuramiento por llegar a la meta se anteponga a tu correcta evolución y te frustre por no haber conseguido ese resultado que seguramente no era el mejor para tu organismo.
Ya fracasaste en otras ocasiones. No insistas con los mismos métodos que te llevaron al abandono de tu objetivo de lograr un descenso de peso estable. Piensa que existieron muchos errores y es tiempo de que cambies todo aquello que te apartó de tu senda. Pon en práctica mis consejos y adopta el plan nutricional para bajar de peso que confeccioné pensando en todas tus necesidades, no solamente físicas sino también anímicas.
Lucha contra todo lo que se te opone. Comprende que si continúas así no lograrás aumentar tus momentos de felicidad. No te engañes: no eres feliz con tus kilos de más. Piensa en todo lo que te acarrea el exceso de peso.
Tu propósito de adelgazar debe estar delante de ti para que puedas seguirlo y alcanzarlo. Nada es difícil cuando existe el deseo instalado en el interior. Experiméntalo… y harás realidad tu anhelo.
Para que tu descenso de peso sea el adecuado:
ü Llena tu mente con pensamientos positivos, de gran aliento.
ü Acepta el proceso que requiere un descenso saludable y duradero.
ü No pienses en el tiempo sino en concretar tu propósito.
ü Elige salud, estarás en el camino correcto.
ü No permitas que el fracaso llegue a tu vida, no dejes que la desilusión te atrape y te haga sentir sin fuerzas.
La decisión está en tus manos…
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