El equipo del programa de televisión de la BBC, hizo un pequeño experimento, con la colaboración del doctor Adam Collins, de la Universidad de Surrey, Inglaterra, en que la clave está en considerar cuándo se incluyen, por ejemplo si se consumen muchos carbohidratos por la noche se deberá minimizar su cantidad por la mañana. Y si se consumió muchos como tostadas por la mañana, no hay que exagerar su consumo en las cenas como por ejemplo pastas.
Muchos son los seguidores de las dietas bajas en hidratos de carbono, que se basan en la creencia de que comer alimentos como pan blanco, arroz o pasta, que además tienen azúcar, que aumentan el diámetro de la cintura. Se basan en que luego de consumir muchos hidratos de carbono y azúcares, especialmente aquellos que no tienen fibra y el cuerpo los absorbe rápidamente y aumentará el nivel de glucosa en la sangre.
El páncreas producirá más cantidad de la hormona insulina para intentar de bajar la glucosa a niveles normales y el exceso de azúcar de los hidratos de carbono, se almacenará como grasa, estosucederá a menos que quemes esa glucosa haciendo ejercicio.
Si hay demasiada grasa, especialmente grasa visceral en el abdomen, hay un mayor riesgo de desarrollar problemas de salud, como diabetes de tipo 2.
Por eso mucha gente no sólo se preocupa sobre la cantidad de hidratos de carbono que consume sino también sobre el momento del día en que lo hace.
Hay una creencia popular, por ejemplo, de que comer carbohidratos por la noche es peor que hacerlo por la mañana. El argumento que consumir los hidratos de carbono a primera hora de la mañana, el cuerpo se está preparando para el día y posteriormente comenzará a quemar la glucosa que generan los hidratos de carbono y si el consumo es de noche, el cuerpo se está preparando para dormir y le tomará más tiempo desprenderse de ese azúcar.
Este concepto no ha sido comprobado científicamente.
Reclutaron voluntarios con buena salud para estudiar cómo respondían sus cuerpos al consumo de carbohidratos por la mañana y por la tarde.
También querían ver si sus organismos se podían adaptar con el tiempo.
Les pidieron a todos los voluntarios que comieran una cantidad fija de carbohidratos al día: alimentos como pan o pasta.
Durante los primeros cinco días debían comer la mayoría de los hidratos de carbono en el desayuno y dejar solo una pequeña cantidad para la noche.
Después debían volver durante cinco días a su dieta habitual antes de cambiar a un régimen inverso, de pocos carbohidratos en el desayuno y muchos en la cena durante cinco días más.
El equipo del doctor Collins supervisó durante todo el experimento los niveles de glucosa en la sangre de los voluntarios.
¿Cuáles fueron los resultados?
Cuando los investigadores analizaron la sangre de los voluntarios después del período del desayuno con muchos carbohidratos y cenas con pocos, hallaron una media de glucosa en la sangre de 15,9 unidades.
Este número cumplía con las expectativas.
Pero cuando hicieron la misma medición tras cinco días de la dieta a la inversa, se encontraron con una sorpresa: la media de glucosa había bajado a 10,4, bastante más baja de lo que se esperaban.
¿Cuáles son los motivos que suponían los investigadores?
La conclusión de los investigadores fue que importa la duración del período previo de ayuno y no lo es tanto en qué momento se consumen los hidratos de carbono.
Es decir, que si existe un período largo desde la última comida rica en hidratos de carbono, tu cuerpo estará más dispuesto para procesarlos.
Eso ocurre de manera natural por las mañanas ya que toda la noche de descanso mientras dormías ayunaste.
El estudio pequeño realizado por Collins, sugiere que después de varios días de desayunos bajos en carbohidratos y cenas ricas en ellos, tu cuerpo puede acostumbrarse a eso: se vuelve mejor en su respuesta ante una pesada carga de hidratos de carbono a última hora del día.
El doctor Collins está planeando un estudio mucho más grande, con el que espera poder dar respuestas más definitivas.
Entretanto, su recomendación es no preocuparse demasiado sobre la hora del día en la que comes carbohidratos, siempre y cuando seas constante en tus hábitos y no te atiborres de ellos en todas las comidas.
Collins cree que la clave está en:
Si consumiste muchos carbohidratos por la noche trata de minimizarlos por la mañana. Y si te comiste una pila de tostadas por la mañana, no te pases con las pasta en la cena.