Mucho se escucha sobre los lácteos y la inflamación que ocasionan. ¿Esto será cierto o es un mito? Es necesario ir a la fuente correcta, basada en evidencias científicas y no suspender alimentos que son fuente de nutrientes indispensables.
Se habla de nutrientes aislados y no de ingesta de alimentos enteros basándose en el impacto que ocasionan a la salud.
A la leche se le suele atribuir un efecto proinflamatorio. Esto no es así.
La revisión “Milk and Dairy Product Consumption and Inflammatory Biomarkers: An Updated Systematic Review of Randomized Clinical Trials” indica que el consumo de leche o productos lácteos no mostraron un efecto inflamatorio ni en adultos sanos, ni con sobrepeso u obesidad o en aquellos que presentaban Diabetes Mellitus tipo 2 o Síndrome metabólico.
De hecho, la suplementación láctea a largo plazo mostró un débil efecto antiinflamatorio.
No tiene ningún sentido, ni evidencia, recomendar la eliminación completa de los lácteos a todo el mundo sin entrar a valorar de manera individual a cada uno de ellos.
Si tienes síntomas que piensas que pueden ser causados por los lácteos, antes de eliminar cualquier alimento de la dieta deben realizarse las pruebas diagnósticas necesarias para establecer el origen de los síntomas y pruebas de tolerancia para determinar cuál es el mejor enfoque para el paciente.
Para no caer en la eliminación de alimentos erróneamente hay que acudir a las evidencias científicas, que es justamente lo que da la información correcta, cuando se recurre a buenas fuentes de información, es así cuando podemos cambiar de opinión.
Otros análisis científicos mostraron que la leche tiene un efecto neutro o ligeramente antiinflamatorio, es todo lo contrario a lo que se dice (Ulven et al 2019; Moosavian et al 2020)
¿Por qué se le atribuye a la leche el poder inflamatorio?
Muchos que hablan sin tener información de los que saben realmente, de los que siguen los estudios científicos y por eso, dejan de consumir alimentos por la mala información.
Los criterios que tienen ciertos profesionales en decir que la leche es inflamatoria los extraen de estudios aislados donde se analiza a la caseína, concretamente a la beta- caseína A1 (una fracción proteica de la leche) y sus efectos infamatorios o intestinales. Algunos estudios que analizan este compuesto aisladamente, describen cierta actividad inflamatoria y alteraciones intestinales.
Pero la leche es mucho más que caseína, de hecho, la otra fracción proteica, el suero, justamente tiene acciones contrarias, siendo antiinflamatoria y mejorando la salud metabólica. Es por ello que cuando se ingiere leche con todos sus componentes, no se observan efectos negativos a nivel inflamatorio (salvo personas intolerantes a la leche obviamente).
Además, a nivel de patologías intestinales, es común que se prohiban los lácteos indiscriminadamente.
En un estudio científico, se vio que retirar los lácteos en personas con colitis ulcerosa o con Enfermedad de Crohn causó una recaída del 36% de los pacientes a los 6 meses versus una recaída del 29% del grupo control. Tiene sentido, ya que como muestra Benmoussa et al 2019, los exosomas derivados de la leche pueden disminuir la inflamación en sujetos con enfermedades inflamatorias intestinales.
Para que te quede claro: los exosomas son estructuras diminutas en forma de bolsa que se forman dentro de las células y contienen algunas de las proteínas celulares, como porciones del ADN y ARN de las células.
Interesante es este reciente estudio en ratas (Yasuhisa et al 2021) donde se ve que la leche puede prevenir la inflamación neural y alivia el deterioro cognitivo y la demencia relacionado con el envejecimiento.
¿Qué podría ocurrir entonces cuando existe intolerancias a los lácteos fundamentalmente a la leche?
Existe un porcentaje de personas que presentan intolerancia a los lácteos que puede ser debido a distintos componentes:
- Intolerancia a la lactosa (disacárido): se debe a un trastorno del aparato digestivo donde hay un déficit de la enzima lactasa y por eso no se digiere bien.
- Alergia a las proteínas de la leche: Caseína y Betalactoglobulina. En este caso la enfermedad se caracteriza por una respuesta exagerada del sistema inmune.
No hay que confundir distención abdominal con inflamación. Cada persona debe seguir las indicaciones sugeridas por los profesionales tratantes: médicos y nutricionistas.