En las últimas décadas, la obesidad infantil y adolescente ha alcanzado niveles alarmantes en todo el mundo. Detrás de este fenómeno, un protagonista silencioso: los alimentos ultraprocesados. Su consumo diario está directamente vinculado al aumento de peso, al deterioro metabólico y a hábitos alimentarios que se perpetúan en la adultez. Esta nota ofrece una mirada científica y actualizada desde el enfoque nutricional.
Introducción:
Diversos estudios científicos han demostrado que los alimentos ultraprocesados —como snacks, galletitas, cereales azucarados, gaseosas, jugos artificiales, embutidos y comidas listas para calentar— están estrechamente relacionados con el desarrollo de obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión y enfermedades metabólicas desde edades tempranas.
Por Lic. Alicia Crocco – Nutricionista especializada en obesidad y enfermedades asociadas
Desarrollo:
Un estudio publicado en BMJ en 2019 (Monteiro et al.) definió los ultraprocesados como productos que contienen ingredientes que rara vez se usan en cocinas caseras, como colorantes, saborizantes, emulsionantes y otras sustancias diseñadas para realzar el sabor o la apariencia del alimento, pero que no aportan valor nutricional real.
En la infancia y adolescencia, estos productos no solo aumentan el consumo calórico total, sino que también desplazan el consumo de alimentos frescos y ricos en nutrientes. Además, generan una estimulación permanente del sistema de recompensa cerebral, dificultando el registro natural de saciedad.
Un estudio reciente en JAMA Pediatrics (2022) reveló que los niños que consumen más del 60% de sus calorías diarias a partir de ultraprocesados tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar obesidad antes de los 12 años. La evidencia también sugiere que esta exposición temprana impacta en la microbiota intestinal, aumentando la inflamación crónica de bajo grado.
Desde la nutrición, se enfatiza la necesidad de reeducar los hábitos alimentarios desde edades tempranas. Es fundamental fomentar una alimentación basada en alimentos reales: frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, carnes sin procesar, huevos y agua segura. La educación alimentaria en casa, en las escuelas y en los medios es clave para frenar esta epidemia silenciosa.
Educar el paladar desde la infancia es sembrar salud para toda la vida.
Citas científicas:
- Monteiro CA et al. (2019). Ultra-processed foods: what they are and how to identify them. BMJ.
- Zhang Z, et al. (2022). Association of Ultra-processed Food Consumption With Risk of Childhood Obesity. JAMA Pediatrics.
- Fiolet T, et al. (2018). Consumption of ultra-processed foods and cancer risk: results from NutriNet-Santé prospective cohort. BMJ.
