Muchos creen que controlar la glucemia es solo evitar el azúcar, pero hay un órgano silencioso que podría estar desordenando todo: el intestino. Continua leyendo esta nota que te ayudará a cuidar ese órgano tan valioso.
Introducción:
Muchos creen que controlar la glucemia se trata solo de evitar los dulces o reducir las harinas. Sin embargo, hay un actor clave que solemos pasar por alto: el intestino. Lo que sucede dentro de él puede ser determinante para mejorar —o empeorar— una diabetes tipo 2, aun cuando sigas una alimentación saludable.
La ciencia ha avanzado, y hoy se sabe que las bacterias que viven en tu intestino tienen un rol profundo en tu metabolismo.
Por la Lic. Alicia Crocco – Nutricionista especializada en obesidad y enfermedades asociadas
Desarrollo:
El intestino y la diabetes: una conexión subestimada
Durante décadas, la diabetes tipo 2 se explicó casi exclusivamente en términos de exceso de peso, mala alimentación y sedentarismo. Pero las nuevas investigaciones están cambiando esa visión. Hoy sabemos que el intestino, más específicamente la microbiota intestinal, desempeña un papel fundamental en el control del azúcar en sangre.
La microbiota está formada por billones de bacterias que habitan en el tubo digestivo. Cuando estas bacterias están en equilibrio, favorecen procesos metabólicos que ayudan a mejorar la sensibilidad a la insulina y a reducir la inflamación crónica. Pero si ese equilibrio se rompe —por el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados, falta de fibra o estrés crónico— se activa un efecto contrario: inflamación de bajo grado y resistencia a la insulina.
Un estudio publicado en Nature Reviews Endocrinology (Zhao et al., 2023) reveló que las personas con diabetes tipo 2 presentan una microbiota menos diversa y con mayor presencia de bacterias proinflamatorias. Esta disbiosis puede contribuir a mantener altos los niveles de glucosa en sangre, incluso en personas con buena adherencia a planes de alimentación.
Por otra parte, la microbiota también afecta la producción de ciertas hormonas intestinales (como el GLP-1), que son claves para regular la saciedad y la secreción de insulina. En otras palabras, un intestino deteriorado puede alterar tu apetito, tu respuesta a los alimentos y tu metabolismo.
¿Cómo cuidar tu microbiota para mejorar tu diabetes?
- Consumí fibra diariamente: especialmente de legumbres, frutas con cáscara y verduras crudas.
- Incorporá alimentos fermentados naturales como yogur sin azúcar, kéfir y chucrut artesanal.
- Reducí al mínimo los productos ultraprocesados y azúcares ocultos.
- Mantené una hidratación adecuada y, si podés, realizá actividad física moderada, que también estimula una microbiota saludable.
Reflexión:
El intestino ya no es solo un órgano digestivo. Es un centro de control metabólico. Ignorarlo es como apagar las alarmas del cuerpo y dejar que los niveles de azúcar sigan subiendo sin explicación aparente.
Resumen:
El equilibrio intestinal puede ser un aliado o un obstáculo en el manejo de la diabetes tipo 2. Cuidar la microbiota no reemplaza el tratamiento médico, pero lo potencia. El cambio comienza en lo que decidís poner en tu plato.
La salud empieza en el intestino… y tu control glucémico también.
Bibliografía:
Zhao, L. et al. Gut microbiota and type 2 diabetes: From pathophysiology to therapeutic perspective.